AFGANISTAN. LA DERROTA DEL PROYECTYO DE CREACIÓN DE NACIÓN

Tom,ado de «El Siglo» / Santiago de Chile / www.elsiglo.cl

20 años y 2 billones de dólares gastados por Estados Unidos, para terminar saliendo raudamente por el Aeropuerto Internacional “Hamid Karzai” de Kabul. El tercer fracaso de potencias en el país asiático.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. 16/08/2021.

“Una de las características más importantes de los afganos es su indomable amor por la independencia. Los afganos aceptarán pacientemente su mala fortuna o su pobreza, pero no se les puede hacer reconciliarse con una potencia extranjera, por muy ilustrada y progresista que sea” escribió un académico afgano en cuanto a la historia de ocupaciones en Afganistán y los intentos de potencias de establecer ahí un tipo de régimen.

A mediados de este 2021 se vuelve a repetir la historia en esa nación de 38 millones de habitantes y que entre el siglo XIX y el siglo XX, fue ocupada por el Reino Unido, la ex Unión Soviética y Estados Unidos, en un principal objetivo de control con fines estratégicos en esa zona asiática y para combatir a fuerzas internas, sobre todo religiosas y políticas, que se confrontaron a esas respectivas potencias.

En esa línea, por ejemplo, no fraguó la invasión soviética en el siglo pasado, destinada a respaldar y mantener el régimen sostenido por los comunistas afganos, convertido en República Democrática de Afganistán, y que dio origen al movimiento de los talibanes, fundamentalistas islámicos, apoyados por Estados Unidos (EU) y sus agencias de Inteligencia, que se oponían al proyecto desarrollado por los comunistas y sectores progresistas. Luego vino la penetración militar y política de los estadounidenses, junto a la Organización del Atlántico Norte (OTAN), en 2001, a raíz de los ataques de Al Qaeda a territorio estadounidense y donde, paradójicamente, el objetivo era derrotar a los viejos aliados, los talibanes.

La historia demostró, y está demostrando, no solo las dudas respecto a esas prioridades estratégicas y priorización de invasión y control del país asiático, sino la derrota de los ingleses, soviéticos y estadounidenses, graficadas de nueva cuenta en los sucesos de este mes de agosto.

Eso es más evidente si se recuerda que la promesa y objetivo de Estados Unidos, desde el gobierno de George W. Bush, pasando por todos los demás, era restaurar la democracia, “las libertades”, los derechos humanos y la institucionalidad en el territorio afgano, algo que no ocurrió.

Sólo por mencionar una realidad, ahí están los asesinatos, torturas y encarcelamientos que están sufriendo en estos días muchos colaboradores afganos de las fuerzas estadounidenses y europeas, que laboraron como choferes, cocineros, intérpretes, administrativos, y que “los occidentales” dejaron a su suerte cuando se fueron del país. Ni con ellos la Casa Blanca pudo cumplir sus promesas.

“Errores de cálculo” o derrota de una estrategia

Se asiste a una derrota diplomática, militar y política de los lineamientos del Pentágono, el Departamento de Estado y la Casa Blanca, a la derrota del Ejército afgano, del Gobierno de esa nación (cuyo presidente, Ashraf Ghani, huyó del país) y a la derrota, una vez más, de la política exterior e injerencista de potencias extranjeras.

Está demostrado que los talibanes no estaban derrotados, sino que contaban con la fuerza militar, la organización e incluso el apoyo de segmentos de la población para arremeter en cuanto las fuerzas estadounidenses se retiraran de su país. De la resistencia, los fundamentalistas islámicos pasaron a la ofensiva y esta semana prácticamente controlan todo el país.

Para The New York Timestodo esto tiene que ver con “años de errores de cálculo”. Sin embargo, en diversidad de análisis de estos días, publicados en todo el mundo, se señala que hubo una derrota de la estrategia estadounidense y de su concepción de “ordenamiento” y “gobernanza” en países como Afganistán, y su incapacidad/imposibilidad de “reconstruir” un país a partir de la ocupación y el control extranjero. Considerando asimismo el fracaso en derrotar militar y políticamente a los talibanes.

Los académicos Víctor Silverman y Miguel Tinker Salas, escribieron en La Jornada que  “lo sucedido es una rotunda derrota del proyecto de creación de nación, el último ejemplo de la locura del sueño de los neoconservadores y de los liberales que proponían transformar, con el uso de armas, a países para crear estados modernos, transparentes, seculares y, sobre todo, capitalistas. También subraya, otra vez, los límites del poder imperial ante una guerra civil”.

20 años y 2 billones de dólares

Estados Unidos partió de Afganistán después de 20 años de presencia directa, gastando dos billones de dólares y con miles de muertos. Sin lograr sus objetivos mayores. Recordando episodios de Vietnam, donde ocurrió la derrota militar más contundente en la historia de EU, helicópteros tuvieron que evacuar a personal estadounidense desde su embajada para llevarlos raudamente al Aeropuerto Internacional “Hamid Karzai” de Kabul.

Hace unas cuatro semanas, el Presidente estadounidense, Joe Biden, declaró que la posibilidad de que todo eso ocurriera era “altamente improbable”.

Todo se venía venir, con continuos ataques y presencia de los talibanes. Como símbolo estaba la partida de tropas de EU, abandonando reductos como el de Bagram, una cárcel y centro de torturas que tenían los militares invasores y donde metían a talibanes y ciudadanos afganos.

En realidad, Biden continúo la política de Donald Trump de “retiro de tropas” de Afganistán que, en verdad, era algo más que eso. Era la salida de esa nación y la concreción del fracaso de la potencia.

Ahora se abre paso a la muy probable instalación de un Emirato Islámico en Afganistán, dominado por el movimiento talibán, el islamismo fanático y ultraconservador, fuerzas religiosas, con el componente militar/represivo/abusivo a gran escala.

Llegó, aunque realmente nunca desapareció del país asiático, la intolerancia y conculcación de derechos de las mujeres, persecuciones políticas y expansión de la violación a los derechos humanos, atrasos económicos y sociales, y seguramente la alimentación de organizaciones terroristas fundamentalistas. Post Views: 91