Por: <http://www.cubadebate.cu/autor/fabian-escalante/> Fabián Escalante 3 agosto 2021 Sin lugar a dudas, este es el momento histórico más complejo por el cual haya atravesado la Revolución cubana. La escalada de agresión de Estados Unidos a Cuba, representada en el mantenimiento de las medidas económicas y políticas establecidas por el gobierno de Donald Trump, sumada a nuevas iniciativas de la actual Administración Biden, ha logrado dañar y afectar severamente la sobrevivencia de nuestra población, circunstancia aprovechada por la CIA y sus cofrades externos e internos para intentar derrocar al gobierno cubano. No excluimos para nada nuestros errores. Ellos de alguna manera han coadyuvado a tales empeños, pues desde hace algunos años, tal y como había sido analizado en los últimos congresos del Partido, se hacían imprescindibles reformas urgentes para salvar y sanear la economía, incrementar el nivel de vida de la población y enfrentar la agresión político ideológica que en campaña descomunal, el enemigo a través de sus múltiples medios, especialmente las redes sociales, venía desarrollando. La batalla se generalizó, se incrementaron las acciones enemigas, que a través de sus agentes internos, quizás confundidos con el malestar existente por las escaseces y carencias de todo tipo que sufre nuestro pueblo, consideraron que habia llegado el momento del golpe final, para destruir la obra revolucionaria. Estaban equivocados. El pueblo revolucionario respondió en unidad martiana a los que pretendían apagar el fuego, que en antorcha olímpica ha guiado el camino de los cubanos durante más de seis décadas y ha servido de ejemplo al continente y a otros muchos pueblos del mundo. El combate contra la pandemia, la exitosa obtención de cinco candidatos vacunales contra la misma, con los cuales hoy se inocula nuestra población, las medidas sanitarias en marcha, unido a otras acciones en el terreno económico que progresivamente destraban las fuerzas productivas, evidencian un cambio, lento, es verdad, pero, como todo esfuerzo contra viejos vicios y valladares burocráticos, han abierto un camino de luz y esperanza. Brigadas de trabajadores sociales, integrados por estudiantes de ciencias sociales y jurídicas inician actividades para conocer de primera mano las necesidades y padecimientos de barrios marginales, en los cuales las medidas socioeconómicas y revolucionarias han sido limitadas, o insuficientes. La iniciativa es vital, pues no solo posibilita constatar dificultades y carencias, sino enmendar errores y tomar medidas, distribuir mejor y sobre todo, explicar y difundir nuestras ideas, el proyecto revolucionario, el ideario fidelista. La inversión extranjera abrió sus puertas en un ejercicio revolucionario a extranjeros y a cubanos no residentes en el país. Se han tomado decisiones importantes en la liberación de precios para los mercados agropecuarios, lo cual supone riesgos, pero también resultados. No podemos aferrarnos a viejos conceptos y poner en práctica el legado de Fidel cuando nos indicó “cambiar todo lo que debe ser cambiado”. Las organizaciones de masas, en particular los Comités de Defensa de la Revolución, se proyectan en dos tareas fundamentales: la lucha contra la pandemia y el conocimiento de la problemática de la población en barrios y comunidades, no solo para su comprensión sino para conjuntamente con las autoridades locales buscar las soluciones necesarias. La prensa difunde e investiga, y ha iniciado un saludable ejercicio de crítica e información de los problemas y conflictos sociales y económicos arrebatando al enemigo la iniciativa en este importante campo, aunque todavía exista un toque de triunfalismo en algunas de sus entregas, confiados en que la burocracia no trate de impedir y frustrar el esfuerzo. Diariamente observamos por los medios de difusión, a nuestros dirigentes, encabezados por el presidente Miguel Díaz-Canel en la brega, ya sea en el trabajo voluntario, reuniones exigiendo resultados a los organismos de la administración del estado, en la lucha contra la pandemia o en la búsqueda de soluciones que destraben las fuerzas productivas. Nuestros médicos y personal de salud, unido a los estudiantes de las más diversas disciplinas, participan denodadamente en el combate contra la COVID-19, proyectando un extraordinario paradigma de virtud, desinterés y solidaridad, que puede ser ejemplo a otros pueblos. En el campo internacional, la vital alocución del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador exhortando a la ayuda al pueblo cubano y su iniciativa de enviar donaciones a la Isla, complementó la invaluable ayuda del pueblo ruso y su presidente Vladimir Putin. Bolivia y la Nicaragua sandinista se han sumado solidarias a este empeño de ayudar con “lo poco que tienen”, mientras que la maniobra política norteamericana de utilizar a la OEA para condenar a Cuba por supuestas y no probada represiones, ha fracasado, a pesar de haber sumado al lacayo europeo. Las recientes palabras del presidente argentino Alberto Fernández condenando el bloqueo contra Cuba y Venezuela y a la OEA como un instrumento inservible, deviene en lápida mortuoria a este engendro, que hace ya tiempo, Cuba calificara como “ministerio de colonias”. La operación urdida en Washington por la “mafia de Miami”, sus congresistas, la OEA, la Unión Europea y la ultrareaccionaria derecha norteamericana e internacional comienza a ser derrotada y, aunque quede aún mucho por andar y obstáculos por vencer, considero que vamos por el camino correcto. Al calor de la batalla de ideas a la cual Fidel un día nos convocó, deseo realizar algunas reflexiones personales, con el margen de error que ellas pueden conllevar, pero con la honestidad de un veterano militante revolucionario. El camino por recorrer en las circunstancias actuales es complejo y escabroso. Se ha hecho evidente la necesidad de que los organismos de la administración central y las organizaciones sociales y de masas sean más proactivos, busquen y propongan soluciones novedosas, audaces, que posibiliten avanzar y profundizar más, en este rumbo: “de todo lo que deba ser cambiado”. Es necesario profundizar en la crítica de los errores cometidos, analizar sus causas y consecuencias, públicamente, sin temores o dudas, pues nuestro pueblo es sabio y nos comprenderá. No hacerlo implica un error mayor y posibilita al enemigo que los utilice para engañar y manipular a sectores de la población con sus consignas y mentiras que en catarata interminable difunden por las redes sociales. El Partido debe analizar sus conceptos organizativos. Considerar que la militancia no debe concentrarse en la superestructura, solo en aquellas instituciones u organismos en los que por su importancia económica, científica o social, sea necesario, y bajar el resto de su militancia a la base, a la comunidad, pues es allí donde el comunista habita y donde debe ser ejemplo y hay que combatir, explicar, persuadir, conocer lo que piensa la población y en su caso, buscar soluciones a las dificultades y problemas existentes. El trabajo político ideológico es el resultado directo de la confrontación de ideas, conceptos, criterios y no precisamente de participación en círculos de estudios o lecturas de documentos y discursos, aunque ellos ayuden. Las organizaciones de base, los militantes, deben y tienen que defender las ideas revolucionarias allí donde se presente la oportunidad y cada cual lo hará en la medida de sus posibilidades, que se enriquecerá progresivamente en los debates e intercambios de las ideas. Y para el final. Escuchando en el NTV al presidente Díaz-Canel conversando y felicitando a nuestros atletas olímpicos, reflexionando en sus alentadoras palabras y evocando la actitud del boxeador Julio César la Cruz al triunfar en su combate y proclamar desde el ring de boxeo, “Patria o Muerte ¡Venceremos!”, me convenzo una vez más, que este pueblo y esta Revolución son indestructibles, solo hay que actuar, luchar por nuestras ideas, por el socialismo, en la defensa de la obra revolucionaria de más de 60 años, en honor a los mártires de la patria, a las victorias obtenidas frente al imperio más poderoso y cruel del mundo y repetir una vez más, recordando a Fidel: ¡Aquí no se rinde nadie! La orden de combate está dada. Patria o Muerte ¡Venceremos! ResponderResponder a todosReenviar |