LLAMAMIENTO DEL CEDIS

CENTRO DE ESTUDIOS DEMOCRACIA, INDEPENDENCIA Y SOBERANIA

Cedis

¡HACER RESPETAR VOTO POPULAR!

¡CERRAR EL PASO AL FASCISMO!

¡LA UNIDAD, LLAVE DE VICTORIA!

Finalmente la voluntad ciudadana se expresó el pasado 6 de junio y consagró la victoria del candidato de Perú Libre, el profesor Pedro Castillo Terrones, abanderado el movimiento popular y representante de los sectores secularmente deprimidos de la sociedad peruana. 

Esta elección no ha sido aceptada por la clase dominante, que aún hoy se resiste a admitir la victoria del pueblo, y recurre a los procedimientos más perversos, burdos y arbitrarios para desconocer la votación registrada en los históricos comicios del Bi Centenario. “Los de arriba” no pueden aceptar que El Soberano decida su destino escogiendo un camino nuevo, alejado del “modelo” Neo Liberal, tan caro a los intereses de los opresores.

PEDRO CASTILLO ENCARNA AL PERU DE HOY

En los hechos se ha demostrado que Pedro Castillo encarna y representa el sentimiento más profundo y auténtico del Perú de nuestro tiempo. Maestro rural, docente de educación primaria y dirigente sindical del Magisterio; tuvo la posibilidad de interpretar un masivo rechazo a la política tradicional impuesta por los sectores más conservadores. Estos, alimentaron sobre todo a partir del 11 de abril pasado, una ofensiva demoledora, destinada a aplastar su candidatura mimetizándola arbitrariamente con el socialismo y el comunismo.

Demostrando su instinto y su sentimiento de clase, el candidato no cayó en el juego de sus adversarios; y, sin hacer concesión alguna, se mostró identificado con la causa de las poblaciones marginadas y excluidas. Firme en la defensa de los Principios, y dúctil en el plano de la táctica; fue afirmando su mensaje hasta identificarlo con los intereses de las grandes mayoría.

Su Programa de gobierno -basado en lis lineamientos básicos de Perú Libre- confirma un derrotero liberador, con un claro sentido democrático, anti oligárquico y antimperialista. Y reivindica la defensa de la Independencia Nacional y la Soberanía del Estado, alentando la recuperación de los recursos básicos del Perú en manos hoy de monopolios privados, nacionales y extranjeros.

No se trata por cierto de un Programa Socialista, ni plantea la utópica imposición de un “gobierno comunista”, como lo asegura la reacción más desenfrenada.  Perfila más bien un Gobierno Patriótico que busca promover la participación ciudadana en los asuntos del Estado, y la atención a las poblaciones más vulnerables de nuestro país duramente afectadas por la crisis de dominación evidenciada clamorosamente en nuestro tiempo.

EL FASCISMO LEVANTA CABEZA

Para hacer frente a esta voluntad genuinamente peruana, los detentadores del Poder desplegaron contra La candidatura de Castillo una ofensiva en todos los frentes, pero no lograron doblegarla ni vencerla. Hoy, vencidos ellos, persisten en el mismo empeño, procurando alterar la decisión del pueblo e impedir a como dé lugar la exitosa conclusión de la Jornada Electoral reciente.

Se valen, para ese efecto de todos los recursos a su alcance. Buscan impugnar actas, desconocer votos judicializar la crisis y hasta desacatar la decisión de los órganos electorales, a los que acusan aviesamente de actuar “coludidos” con una supuesta “conspiración comunista” contra el país.

Para asegurar el éxito de su campaña, la ultra derecha acumuló recursos de todo orden. Se valió de ingentes sumas de dinero, manejó fabulosas fortunas, invirtió millones de dólares en una ostentosa campaña de prensa y compró adhesiones en todas las esferas de la Vida nacional.

Gracias a ello,  en torno a la candidatura de Keiko Fujimori, se aglutinaron los sectores más reaccionarios y aparecieron grupos fascistas que hoy mismo buscan intimidar a la población. Personalidades siniestras, como Rafael López  Aliaga, renegados de la Izquierda, o aventureros de todo pelaje;  se sumaron a esa causa, en busca de beneficios subalternos.

El centralismo, el racismo, la exclusión y el sentimiento aristocrático de los segmentos más “acomodados” de la sociedad peruana, estuvieron presentes en cada una de las acciones impulsadas en pro de esa candidatura, por tradicionales Grupo de Poder.  Y hoy mismo persisten en esa campaña con el propósito de impedir, lo que avizoran como su derrota definitiva.

DERECHA BUSCA CAOS Y PROMUEVE GOLPE MILITAR

Desde antes del 6 de junio, y previendo su derrota electoral, la ultra derecha buscó el pronunciamiento de altos ex miembros de las instituciones armadas que llamaron a la ciudadanía a sufragar “contra el comunismo y por la democracia”, es decir, a votar contra Pedro castillo y apoyar a Keiko Fujimori, exponente de la Mafia más siniestra que conociera el Perú en las últimas tres décadas.

Ese pronunciamiento se confirmó luego de la votación, y fue alentado descaradamente por las marchas al Ministerio de Defensa y a la sede del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, celebrada el miércoles 8 y el sábado 12 de junio, circunstancia en la que los manifestantes impidieron la jornada de vacunación anti COVID, que estaba programada en beneficio de los adultos mayores de 60 años.

De modo reiterativo, el lunes 14 de junio nuevamente los mismos ex uniformados lanzaron una proclama asumiendo cada una de las demandas de reclamo electoral planteadas por Keiko Fujimori. Al frente de ellas asoma Francisco Morales Bermúdez, el militar que traicionó a Velasco Alvarado, lo depuso y devolvió el Poder a los Partidos de la derecha más reaccionaria.

Como es de dominio público, Morales Bermúdez está condenado a Cadena Perpetua por crímenes de Lesa Humanidad derivados de su participación en la “Operación Cóndor”,   tal como lo confirmara la Justicia Italiana. El miedo a ser extraditado en cumplimiento de ineludibles convenios internacionales suscritos por el Estado Peruano, lo lleva a alentar esa iniciativa.

Hasta hoy el Comando Conjunto de la Fuerza Armada ha rehusado intervenir corporativamente en estos asuntos de orden electoral. La institución castrense quedó ciertamente desprestigiada precisamente después de la gestión anti nacional de Morales Bermúdez, pero también por su cuestionada participación en los llamados “años de la violencia”.

El proceso de fascistizacion de la Fuerza Armada y la deplorable conducta de los mandos militares en los años del Fujimorato; incubó en el seno del pueblo comprensible resistencia,  y descalificó el papel de la institución armada, no obstante lo cual se le busca usar hoy como herramienta asesina contra su pueblo.

La derecha más reaccionaria, sin embargo, persiste en este propósito, empeñada en lograr sus objetivos más precisos: revertir los resultados electorales, o anular los comicios del 6 de junio. No le importa el país, ni la ciudadanía. Lo único que le interesa, es ganar, cualquiera sea el procedimiento para ello.

LA UNIDAD DEL PUEBLO, ES GARANTIA DE VICTORIA

En este contexto complejo y difícil de la vida nacional es deber esencial comprender que sólo la Unidad más firme del pueblo, constituye garantía de victoria

La derecha ha buscado, y buscara siempre, dividir al movimiento popular. Pretenderá -como primer objetivo- introducir una cuña insalvable entre Pedro Castillo y el núcleo dirigente del Partido Perú Libre, liderado por Vladimir Cerrón.

Buscará luego escindir a ambos segmentos y procurará enfrentarlos con otras fuerzas de la Izquierda, que hoy apoyan a Pedro Castillo. Luego, procurará enlodar la figura de  Pedro Castillo, para desprestigiarlo y descalificarlo. De ese modo, buscará que no logre asumir el mandato de la Nación, y si eso ocurriera, pretenderá “vacarlo” a corto plazo para impedir su gestión gubernativa.

Para ese efecto necesitará “deslegitimarlo”, vale decir, descalificar su elección y presentarla como producto de un fraude, o, por lo menos, de un “proceso irregular”, objetado desde distintos ángulos. A eso, sumará la intención de alentar conflictos sociales de todo orden que dificulten la gestión de Gobierno de Castillo y sus colaboradores

En contra partida nuestra tarea, es la unidad. La unidad más amplia y la unidad más firme. Es la hora de deponer de verdad intereses subalternos, prejuicios, afanes partidistas o propósitos de grupo. Hay que deponer la mezquindad la vanidad y la soberbia.

Poner por delante el interés de los trabajadores y el pueblo. Y consolidar el núcleo de gestión en el Gobierno y en el Estado. Y asegurar firmemente que Pedro Castillo pueda impulsar una acción gubernativa eficiente y honrada, que sólo será posible, en la medida que la población se identifique con su causa.

LA TAREA ES AYUDAR

La principal tarea en esta etapa del proceso social, es ayudar a la gestión gubernativa. Y eso, sólo se podrá hacer en la medida que crezca en la ciudadanía   la idea decisiva de la participación ciudadana en las tareas que los peruanos tendremos planteadas.

Si alguien piensa que luego del 28 de Julio debe sentarse a esperar que el Gobierno “cumpla sus programas”, o que Castillo “gobierne bien”, está completamente equivocado. Un hombre, por poderoso e inteligente que sea, no podrá resolver los problemas del país. Ellos, sólo podrán ser encarados cuando la ciudadanía en pleno, tenga conciencia de participación activa de las grandes decisiones,  o en las acciones principales del Gobierno; no sólo para fiscalizar sino sobre todo, para ayudar a que las tareas se cumplan.

La participación ciudadana no requiere de nada. No se necesita un cargo, ni un puesto administrativo en la gestión del Estado. Basta sólo la voluntad de la persona, y la política del Gobierno, que aliente la movilización cívica para todos los efectos.

Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, obreros y empleados, profesionales y técnicos, campesinos y pobladores; todos tenemos no sólo el derecho sino sobre todo el deber, de participar activamente en la tarea de asegurar la marcha de los proyectos y el cumplimiento de las metas, cualquiera sea nuestra ubicación en el plano social.

La Unidad debe ser forjada desde la base misma de la sociedad, y ella debe alzarse sin sectarismo alguno. La organización constituye la tarea principal en el plano orgánico, y debe ser emprendida en todos los niveles: organizar sindicatos, federaciones de trabajadores, entidades de mujeres, núcleos poblacionales, Comedores Populares, federaciones estudiantiles y otros.

La conciencia política hay que alentarla hablando directamente con el pueblo, sin engaños ni mentiras; y la lucha hay que alentarla para que todos tengan conciencia de su fortaleza.

Todo ello debe impulsarse en el plano de una política nacional e internacional activa y solidaria; de alegría, de paz y de amistad, de concretización de los grandes objetivos nacionales, y de consolidación del proyecto de País que tenemos el deber de construir para hacer honor al legado histórico de nuestros antepasados.

NUESTROS DEBERES INTERNACIONALISTAS

En la lucha cotidiana, los peruanos podremos comprender nuestros deberes internacionalistas. Percibiremos de manera directa que nuestras aspiraciones están estrechamente ligadas a las que enarbolan los pueblos en otros escenarios de nuestro continente y del mundo.

Podremos apreciar directamente la trascendencia histórica de la Revolución Cubana y las conquistas de su pueblo; los avances del Proceso Liberador Bolivariano en otros países; entender las dificultades de la Venezuela de hoy; alentar las acciones liberadores de Bolivia; los éxitos de la Nicaragua Sandinista; la vigorosa lucha del pueblo de Chile; el heroísmo de los colombianos por liberarse del yugo neo liberal; la lucha de los brasileños contra Bolsonaro; la voluntad de los argentinos por afirmar su desarrollo; y los avances de los pueblos de otros países de nuestro continente y el mundo. Ninguna causa nos será extraña.

Como bien dice Mariátegui, la misión de nuestro pueblo “reclama un sentido de responsabilidad, al cual no se posible elevarse  sino en la medida que se rompa con el individualismo anarcoide, con el utopismo explosivo  e intermitente de los que  antes  guiado a veces a las masas, se imaginaban se les conduce hacia u orden nuevo con la sola virtud de la negación y la protesta”.

Ha llegado, entonces, la hora de construir un Perú Nuevo, en un Mundo Nuevo.

Lima, 15 de junio del 2021

Centro de Estudios “Democracia, Independencia y Soberanía” (CEDIS)