Palabras del embajador de Cuba de Cuba en el Perú, Licenciado Sergio González
Ayer conocimos con profundo dolor y angustia el desenlace fatal de la noticia del contagio hace más de una semana de nuestro querido amigo Manuel Dammert, que vimos con gran preocupación desde el primer momento.
Manuel es una sensible pérdida para Juntos por el Perú y para toda la izquierda peruana. No es menos dura para nosotros, sus compatriotas de la Patria Grande que estamos en la línea norte de contención de los embates imperiales.
Manuel nos deja un legado de razones para persistir en la lucha. Nos deja su consecuencia y coherencia. No hubo una sola ocasión en que tocara a su puerta y no tuviera la respuesta de apoyo a nuestra causa, que ya per se esperábamos.
Nos deja su disposición de combate –como se dice en el Perú– sin arrugas, de la que dio sobradas muestras en la defensa de Cuba, Venezuela y otros procesos progresistas. Al evocarlo, recuerdo su rostro colorado y su discurso encendido en varios pasajes de su más reciente misión como congresista, como auténtico representante de las clases populares; un cuadro de referencia, por su proyección, experiencia y carisma.
Nos deja un arsenal de estudios teóricos sobre la explotación de los recursos naturales por las trasnacionales depredadoras.
Y nos deja su hidalguía, que nos hace recordarlo como un caballero post-contemporáneo de las izquierdas, armado de peto y yelmo forjados en sólida ética.
Por eso se nos va solo físicamente. El aura de su humildad, inteligencia, dignidad y decoro nos acompañará siempre; y lo honraremos.
Con estas palabras, traslado a la familia de Manuel y a todos los militantes y seguidores de Nuevo Perú, nuestras condolencias, en nombre del Comité Central de Partido Comunista de Cuba, los diputados cubanos del Grupo Parlamentario de Amistad con Perú, sus muchos amigos en Cuba, el colectivo que dirijo y el mío propio.
¡Hasta la victoria siempre!