A UN AÑO DE LA PANDEMIA. MÉXICO

por LUIS MANUEL ARCE ISAAC

Prensa Latina

El 27 de febrero se cumplió un año de pandemia de Covid-19 en México cuando se
detectó el primer caso de un enfermo con lo que se denominó entonces el “nuevo
coronavirus” aun sin clasificarse como SARS-CoV2.   

Y al día siguiente debutó, aparentemente por inercia, lo que se conoció inicialmente
como fake news (falsas noticias) y derivó posteriormente en lo que es calificado como
una infodemia.   

Es posible que México haya sido el laboratorio de ensayo de esta última, aunque es difícil probarlo, sobre todo porque en Estados Unidos un presidente, mentiroso
consuetudinario e inescrupuloso como Donald Trump, ya la estaba haciendo suya al
negar la existencia del virus mortal.  

Pero en México la fake news tenía un carácter diferente, era política también como la de
Trump, pero no para engañar de la forma que hizo el presidente vecino a los
estadounidenses, sino para deteriorar las bases sociales del gobierno popular de Andrés Manuel López Obrador.  

Así, con esa idea, surgió la primera noticia falsa de la supuesta muerte de un contagiado que estremeció a la sociedad, pues aún el 28 de febrero nadie se imaginaba que la
incipiente pandemia llegara a México, y mucho menos tan demoledora.   

La idea de los partidos de la oposición siempre fue clara desde el inicio de la Covid-19:
utilizarla como cabeza de turco para culpar al gobierno de todo lo ocurrido antes y en
medio de la pandemia, y esconder sus culpas.  

El asunto clave estuvo en la iniciativa inédita de México de no aplicar las recetas
fondomonetaristas en la crisis económica que se inflamó como cuero de sapo impactada por la Covid-19 cuando está influyó muy negativamente en el mercado petrolero.  

La crisis económica que venía arrastrándose desde años antes por el fracaso del
neoliberalismo, se agudizó e hizo metástasis en todo el cuerpo comercial y financiero
mundial a partir del estratégico y sensible sector petrolero.

México fue brutalmente golpeado.   En esa coyuntura, cuando el gran capital nacional y
extranjero presionaban por medidas de salvataje de la gran empresa como siempre
recomendaba el Fondo Monetario Internacional, López Obrador anunció cero rescate a
los multimillonarios, no endeudarse a causa de ellos, y dedicar todos los recursos a
salvar a los pobres.  

De manera que en esta ocasión el sentido del rescate se invirtió: todo a los pobres, nada a los ricos, y que estos se salven por si mismos a partir de un aumento del gasto interno
proveniente de la ayuda a los más necesitados. Así se hizo y funcionó de forma excelente a contrapelo de las intenciones de sus adversarios.  

En muy poco tiempo las fake news derivaron en una verdadera infodemia –
probablemente la peor y más desastrosa después de la encabezada por Trump- para
tergiversar la realidad de la pandemia, acompañada de enormes intentos de convertir al vocero oficial de la enfermedad, el subsecretario de Prevención, Hugo López-Gatell, un
científico epidemiológico reconocido por la Organización Mundial de la Salud.   

En los tres primero meses de la pandemia todo hacía indicar que México la pasaría sin
saber que pasó, muy controlada, con relativamente poco casos pues adoptó las medidas extremas de confinamiento el 23 de marzo una semana antes a los cronogramas en
Europa, con lo cual ganaba tiempo.   Pero lamentablemente no fue así. Un virus nuevo,
poco estudiado, sin antecedentes en el ser humano, reviró con fuerza insólita los pocos
parámetros conocidos, y su recurva fue peor que la de los huracanes.

En México, país de multitudes y de profundo amor a la calle y las fiestas, rebrotó de
manera descomunal    Sin hacer larga la historia, un año después México acumula una
impensable cantidad de muertos que sobrepasan los 185 mil.   Aunque no sirva de
consuelo, hasta los adversarios de López Obrador estiman que si no se adoptan las
medidas que han prevalecido hasta hoy en el plano sanitario y el económico, la Covid-19 hubiese sido el más grande holocausto de México después de la invasión yanqui de 1846 cuando le arrebataron la mitad de su territorio.   

A México la pandemia le sirvió para demostrar varias cosas:

1.- las miserias del capitalismo salvaje que desbarató sus sistemas de salud y educación. 2.- La brutal desigualdad social.
3.- La pérdida parcial de soberanía nacional.
4.-El saqueo brutal por propios y extranjeros.
5.- El fracaso irreversible del neoliberalismo.  

Sin embargo, lo más importante que aflora son dos hechos en apariencias irreversibles:

1.- Los gobiernos anteriores a la pandemia -los más cercanos los de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto- son responsables directos de los efectos demoledores de la pandemia en México porque ninguno de ellos fue capaz de modernizar el sistema de
salud y, por el contrario, abonaron en favor del enorme déficit de equipamiento médico y especialistas con los cuales se hubieran salvado muchas vidas en esta pandemia.

2.- La pandemia, por sí sola, justifica un cambio social y político profundo, serio y
perdurable en México, con dos objetivos inexcusables: acabar con la corrupción, y aplicar una nueva redistribución de la riqueza