Dorothea Ortmann
Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) pertenece a la joven generación de los escritores exitosos del Perú. En veinte años produjo una veintena de libros, aparte de ser columnista en diarios y revistas, entrega guiones y otros productos literarios. Significa que estamos ante un autor sumamente prolífico. Hecho admirable si uno sabe cuán difícil es juntar ideas hasta que ellas se plasman en un relato o una novela.
He leído algunas de sus obras con cierta admiración, porque revelan un talento de narrar y compaginar hechos complejos sin que el lector se canse en la lectura. De antemano quisiera dejar en claro que mi admiración no llega a tanto que comparto su postura ideológica que sus obras revelan, porque me da la impresión que su promoción no se debe solo a su talento sino más bien a sus aportes de agitador ideológico que busca frenar ideas progresistas entre los intelectuales y jóvenes en América Latina, significa que su éxito en parte también es lanzado, y no solo resultado de su talento.
Pero vamos por partes. Su novela Abril rojo de 2006 se acerca a un problema grave del pasado del Perú de una manera entretenida y ligera que no hace justicia con el objeto. Presenta una especie de policial con ingredientes políticas que pronto se desenvuelve en un asunto un poco surrealista y carnavalesco. Así que, no llega ser una novela policial, ni política, y el impacto de Sendero Luminoso en la vida del Perú se presenta de manera algo nebulosa. Lo único que se le puede atestiguar es cierto talento narrativo.
En Memorias de una dama de 2009 observamos una congruencia mejor entre objeto y realización artística. El tono y la forma de narrar se adecuan mejor a su objeto narrativo. El argumento gira alrededor de un joven escritor que es contratado por la viuda de un dictador de un país de Centro América para redactar sus memorias. El deseo de la señora de pasar revista de su pasado, tiene el efecto colateral de revelar crímenes de su marido, así como de su entorno. Por ser una novela reveladora de hechos reales del pasado supuestamente de la Republica Dominicana, el libro es prohibido en aquel país, porque agrede sensibilidades de la alta sociedad. De igual manera podemos confirmar que el autor demuestra su talento de relator de manera sugerente y entretenida.
En el año 2012 Santiago Roncagliolo publica El Amante uruguayo, primer tomo de una trilogía histórica sobre personajes latinoamericanos. En aquel libro se dedica al escritor y mecenas cultural uruguayo, Enrique Amorin. Amorim es hijo de padres acaudalados que se hace escritor de poesías y se junta con poetas famosos de su época. Por ello vive muchos años en Buenos Aires. En octubre del año 1933 llega a conocer a Federico García Lorca quien realiza un viaje por Argentina para poner en escena sus obras teatrales. Su aparición origina devociones y aplausos en cada evento donde se presenta. El poeta no solo se sienta bienvenido, sino sumamente apreciado en la metrópolis cultural de América del Sur de aquella época.
Entre García Lorca y Amorim se produce una relación intensa de amor que el uruguayo interpreta como entrega total, pero se ve decepcionado cuando el poeta granadino se orienta más a Pablo Neruda, ni bien cuando ese aparece en la escena. Detalladamente relata Roncagliolo los acontecimientos de la estadía de García Lorca en Argentina, su encuentro con los diferentes intelectuales de aquel tiempo glorioso. Nos pinta a un García Lorca borracho de su éxito, enamorado en sí mismo, con una autorreferencia extremadamente elevada sin valoración de otros talentos a su alrededor.
Al regresar a España pasa el narrador a los acontecimientos de la muerte de García Lorca que no deja espacio para ningún heroísmo sino lo presenta como resultado de una venganza de un falangista lugareño, que quiere hacer daño a la familia de García Lorca. Con ello despolitiza totalmente el crimen. Luego estira el hilo narrativo a otros personajes de aquel entonces como Pablo Neruda, Pablo Picasso y Charlie Chaplin. Ahí el libro asume abiertamente una postura anticomunista, porque ahora el tema central es que nada era como parece. Se llega al verdadero propósito del texto que consiste en la desmitificación del compromiso progresista, comunista de algunos intelectuales y artistas que participaron en la lucha por una España republicana y que se reunían en el Congreso Mundial de la Paz en Madrid. Roncagliolo nos sugiere que uno no debe tomar las cosas tan en serio como se presentan en los relatos históricos que cursan sobre los intelectuales de aquella época.
César Vallejo se presenta mezquino y enojado porque no recibió un pasaje a Madrid para su mujer, Luis Aragón era un déspota y tirano que se aprovechó de su cargo, Pablo Picasso no fue apreciado por el partido, Pablo Neruda abandonó a su esposa Maruca y su hija enferma por ser egoísta, y así en este estilo nos volvemos testigos de desenmascaramiento de los héroes de la vanguardia comunista de los años 30 del siglo pasado. Al fin y al cabo, la pertenencia al partido era puro oportunismo por ciertos beneficios que cada uno reclamaba para sí y al no obtenerlos, se produjeron tenciones entre los camaradas.
El movimiento comunista de por si es calificado por Roncagliolo como corrupto y no un movimiento de luchadores. A todo parecer, el libro se inscribe en la corriente de rehacer la historia y dejar a la posteridad que las leyendas de los hechos heroicos son puro invento y no coinciden con la verdad. La verdad según Roncagliolo es que estamos ante seres humanos cualquieras con sus fallas y que un comunista busca su ventaja por medio de un movimiento que le promete progreso.
Esa sería en breve el resumen de la postura ideológica. Ahora queremos saber cómo llega nuestro autor a tanta información y cómo logra escribir tantas obras en tan corto tiempo. Animados por los hechos expuestos en su texto, comience a leer de Neruda Confieso que he vivido y llego a las páginas donde habla sobre su encuentro con Ilya Ehrenburg en Paris. Me invade la sensación que este mismo pasaje me es conocido. Estaba segura de no haber visto antes ese texto de Neruda. Así que reflexioné de dónde puedo haberlo conocido y regresé al texto de Roncagliolo. Ahí estaba exactamente tal como uno lo ve en el libro de Neruda, palabra por palabra, la misma descripción, los mismísimos diálogos. El libro de Neruda era igualmente la fuente del detalle acerca de Vallejos y su decepción que su mujer no podía acompañarle a Madrid por no tener pasaje para ello.
Como el texto de Roncagliolo tiene estilo de reportaje su autor no está en la obligación de revelar las fuentes, pero me quedé con la sospecha que las cartas y documentos consultados quizás también están ahí reproducidos de manera literal sin que en ninguna parte encontramos de manera explícita el referente que el autor ahora junta material coleccionado de otro lugar.
Lo único que Roncagliolo revela es que ha hecho viajes para hacerse una idea en situ. Me imagino que para ello tenía sus auspiciadores que no solo le han financiado su proyecto, sino han recibido agradecidos el resultado.
Toda la admiración tiene su limité y lo prolífico también. Las leyes de la naturaleza no se dejan violentar, escribir libros como hornear pancitos no es posible. La genialidad en ese caso consiste en juntar datos y confabularlos en una bonita historia. Puede ser que las grandes editoriales lo aceptan como creación propia, pero cualquier alumno que presente así su tesis de bachillerato va a ser descalificado por ello.
Lima, el 18 de febrero
Dorothea Ortmann