Por Luis Manuel Arce
México.- Mexicanos y centroamericanos están a la expectativa por el futuro del muro fronterizo de Donald Trump para separar a México de Estados Unidos y bloquear físicamente el trasiego migratorio.
Joe Biden insiste en que su política migratoria será diferente a la de su antecesor y que paralizará la construcción de la pared más larga del mundo proyectada por Trump de tres mil 169 kilómetros de longitud, de los cuales pudo levantar hasta este diciembre 193 y totalizar 756 si se consideran los 563 que ya existían.
Sin embargo, empeñado en dejarle a Biden el terreno sembrado de todo tipo de minas, los congresistas republicanos -incluso con apoyo de demócratas- aprobaron un presupuesto de mil 375 millones de dólares para continuar la edificación de la tapia fronteriza después de que Trump aabandone la Casa Blanca el 20 de enero próximo.
En el presupuesto para el año fiscal hasta el 30 de septiembre que aprobó el Congreso en las postrimerías del gobierno de Trump, se incluyen los fondos solicitados por este para continuar la construcción del muro, lo cual significa que ambos partidos avalan financiar la continuidad de la obra, estima el director del Comité de Servicios de Amigos Americanos en San Diego, Pedro Ríos.
Según Ríos, los legisladores de ambos bandos colocan al presidente electo Biden entre la espada y la pared, porque él ha declarado que se opone a la construcción del muro. Sin embargo, para poder detener las obras requerirá de una votación en el Congreso o una orden ejecutiva a fin de poder desmontar de su base legal el dinero destinado al muro el cual está pegado como los siameses al presupuesto general.
Los entendidos en la materia señalan que el tema no se dilucidaría en el Congreso sino en demandas ante los tribunales los republicanos.
Madhuri Grewal, abogada de la Unión Americana de Libertades Civiles, calificó de inexplicable la decisión del Congreso cuando hay un clamor en México y Estados Unidos por derribar el muro de Trump.
Ni el gobierno de México como institución, y ni el presidente Andrés Manuel López Obrador, han abordado el tema del muro, aunque en la breve conversación telefónica con Biden y la carta de felicitación por su victoria electoral, el mandatario mexicano le pidió al demócrata electo abordar el tema migratorio.
Aunque no se habló específicamente del muro, López Obrador habló de retomar los acuerdos con Trump de asistencia financiera a Honduras, El Salvador y Guatemala, y el sur de México, para invertir en planes de desarrollo económico generadores de empleo como vía para desestimular la migración, entendida esta como in problema económico y de bienestar social.
Biden está de acuerdo con el fondo del planteamiento mexicano, pero fue enfático al indicarle a López Obrador que el tema migratorio debe ser abordado sobre nuevas bases y con un enfoque diferente al actual.
Eso implica someter a una revisión el acuerdo con Trump de convertir a México en un santuario de los migrantes devueltos por Estados Unidos y aquellos a quienes se les procesa para obtención de visas y debe esperar del lado mexicano durante meses la respuesta generalmente negativa.
Cuando sucede esto último, los afectados batallan para no regresar a sus países de origen con la esperanza de volver a hacer nuevos intentos, lo cual le crea a México un problema adicional.
Al gobierno de López Obrador se le critica haber cedido demasiado a las demandas de Trump y contribuir a “trasladar” la frontera sur de Estados Unidos en la que se amontonaban los migrantes y presionaban para ingresar a ese territorio por cualquier vía, hacia la de Guatemala convirtiendo a Chiapas en el muro de contención de los errantes, y aplicar una virtual militarización en ese límite geográfico.
La construcción del muro tiene la oposición no solamente de los migrantes centroamericanos, sino también de los ecologistas que lo califican de “Monstruo de acero” por los graves daños que ya ocasiona a las reservas naturales y la destrucción de la flora y fauna del lugar.
Uno de los más importantes activistas contra el muro, y el derribo de lo ya construidos, Laiken Jordahl, asegura está documentada la destrucción de flora y fauna que ya ocasiona la construcción de la barda fronteriza.
Jordahl, campañista del Centro para la Diversidad Biológica, documenta con fotografías y videos la enorme cicatriz que cuadrillas de trabajadores provocan en reservas naturales para levantar el muro de nueve metros de altura, la muerte de cientos de sahuaros, cactus de más de un siglo de vida, de venados bura, o la represión de integrantes de la tribu tohono o’odham, con presencia en ambos lados de la frontera.
Pero lo peor, señala, es la discriminación y el daño moral que el muro provoca en los mexicanos a quienes Trump siempre ha ofendido y degradado a pesar de algunas pocas opiniones en contra de ese maltrato. La pregunta es si Biden mantendrá su anuncio de no proseguir su construcción y si derrumbará la parte ya levantada como piden los ecologistas.
lma