DOCUMENTO DEL CEDIS

CENTRO DE ESTUDIOS DEMOCRACIA, INDEPENDENCIA Y SOBERANIA

Cedis

¡ES LA HORA DE LA UNIDAD!

Considerar que ésta es la hora de la Unidad de las fuerzas progresistas de nuestro país, no es sino reflejar la voluntad firme de centenares de miles –y aún de millones- de peruanos que esperan que haya arribado un atisbo de sensatez a los distintos segmentos de la izquierda que subsisten en la vida nacional.

Estamos, en efecto, en la segunda parte del año 2020 y apenas a ocho meses de las elecciones nacionales en las que se deberán renovar los Poderes del Estado. La elección de un nuevo Presidente de la República y un nuevo Congreso Nacional, asoman como un reto insoslayable, y que habrá que afrontarse decorosamente, porque será esa la única manera –en las condiciones de hoy- de avanzar por la ruta nacional liberadora.

La dispersión en el signo que caracteriza el escenario político nacional. Y ella afecta a todos los segmentos de la vida peruana. La derecha no está unida, como tampoco loe están las fuerzas “intermedias” o de centro. La Izquierda -en consonancia- atraviesa por el mismo fenómeno que la descalifica ante gruesos sectores de la opinión ciudadana.

LA REACCION CIERRA FILAS

Aun así, la derecha busca acomodar sus fuerzas y tienta una u otra alternativa. Jugó en un inicio, la carta de Roque Benavides, actual Vicepresidente de la CONFIEP y caracterizado empresario minero. Esa propuesta, sin embargo, no encontró eco, ni siquiera en sus propios círculos. Por el contrario, mostró las debilidades programáticas de una fuerza que no tiene más propuesta que abrir el país a la inversión extranjera, e imponer a sangre y fuego los proyectos mineros hoy detenidos por la oposición de las poblaciones afectadas por la contaminación ambiental y los relaves mineros. 

Debilitada por la precariedad de su propuesta, ahora aspira a nuclearse en torno a Hernando de Soto, antiguo “asesor” de Alberto Fujimori y reconocida figura del “estableciment” norteamericano vinculado a las grandes corporaciones y al capital financiero. Lo presentan como una suerte de “sabio”, empeñado en “sacrificarse” por el país luego de haber apuntalado a regímenes siniestros en diversos confines del planeta.

Pero ninguna de estas figuras realmente será capaz de unir a todas de la reacción. En las filas de la nueva oligarquía hay distintos segmentos y contradictorios intereses. Ellos no fluyen de una sana voluntad patriótica, sino de la tenacidad con la que la Clase Dominante busca perpetuar su Poder, haciendo escarnio de la voluntad de los peruanos. Ambiciones, intereses malsanos y afán desmedida der riqueza, habrán de ser factores de dispersión en las filas representativas del Gran Capital. Por lo demás, el papel de la Mafia Fujiaprista y los desmedidos afanes caudillescos de Keiko Fujimori y su comparsa, incidirán en la disgregación de este segmento empeñado en someter crecientemente nuestro país a la voluntad del Poder imperial. Ahora, todos ellos buscarán sumarse a la voracidad del Gran Capital, y se entusiasman con la posibilidad de que muchas empresas yanquyis quieran venir a invertir al Perú llevándose nuestra riqueza y sobre explotando a los peruanos.

EL CENTRO BUSCA PROPUESTAS

Frente a la Mafia tradicional, y buscando ganar para su causa a algunos segmentos de la derecha, también asoman sectores “intermedios” que no se atreven a proponer cambios de fondo. Aunque cuestionan determinados aspectos del Neo Liberalismo, no dan los pasos decisivos para acabar con su incidencia en la vida nacional. Ellos aceptan vivir con la Constitución de la Dictadura –la del 93- y con el mismo   “modelo” económico y social argumentando que él le dio “sostenibillidad” al proceso peruano. Buscan, entonces, impulsar cambios cosméticos que les permitan “gobernar con soltura” administrando el país en beneficio de los poderosos.

La Prensa Grande juega entre ambos segmentos, consciente que no podrá tampoco unirlos en una sola fuerza. Optará, en su momento, por apoyar al que muestre mayor aceptación ciudadana, pero mientras ella no sea tangible, procurará alentar factores de “coincidencia” en aras de lo que llamará -como antes- la “gobernabilidad”.     

Por lo pronto., acciona encuestas y promueve con ellas a candidatos que puedan “levantar imagen política”, sin comprometer acciones que pongan en peligro los intereses de los poderosos. De ahí la campaña de los medios contra “el izquierdismo” o “las medidas populistas”, expresiones que usan para descalificar medidas que puedan favorecer a la población. Si algún caudillo asomara como consecuencia de estas acciones, la Prensa Grande buscará imponerle medidas y programas a gusto de la oligarquía y el gran capital.

LA IZQUIERDA TIENE LA PALABRA

En este contexto, es la Izquierda la llamada a tomar la iniciativa. Para este efecto, su primera tarea consiste en forjar su unidad.

Después de casi tres décadas de dispersión, en las que fracasaran las cúpulas partidistas empeñadas en imponer intereses subalternos y liderazgos propios; asoma la hora de la unidad como única garantía de avance y progreso.

La unidad debe construirse sobre la base de un programa mínimo que recoja las exigencias esenciales: el derecho al trabajo, la salud y la educación, el respeto a las libertades públicas y la aplicación de una política exterior independiente y soberana; pueden ser las bases mínimas de un acuerdo que ayude a consolidar una confluencia natural entre fuerzas y sectores empeñados en el mismo objetivo: liberar al país del dominio imperial y abrir paso a la verdadera democratización de la vida nacional.

¿Que hay distintos candidatos que representan diferentes vertientes de la izquierda?. Es claro que es así, Por eso se habla de Unidad. La unidad se forja entre quienes tienen diferencias, y no entre los que están de acuerdo en todo. Las diferencias, sin embargo, pueden evitarse o procesarse de tal manera que no afecten la tarea común, aquella que los identifica como expresiones de un cambio profundo en la vida nacional: Nueva Constitución y nuevo modelo de gestión del Estado.

Eso implica ser conscientes que lo que el país necesita urgentemente es un Gobierno eficiente y honrado, dos condiciones básicas para que pueda hablarse ya de una verdadera trasformación nacional.

Las candidaturas presidenciales que ya existen, o las que surjan en el camino, tienen derecho a pretender representar la unidad. Por eso mismo, no pueden representar la división. Deben comprometerse a competir lealmente, y a converger en un Proceso Electoral Primario supervisado por la ONPE, y a través del cual se resuelva -por votación universal- quién de ellos será, finalmente, el Candidato de la Izquierda. El resultado de esa votación, deberá ser acatado por todos.

Y es que lo fundamental, es la Unidad. Y el Programa que la norme. No el candidato, que puede ser, finalmente, uno u otro. Las ubicaciones personales, los intereses individuales o la supremacía de un grupo u otro,  serán aspectos subalternos ante el objetivo principal

LOS PUEBLOS DEL CONTINENTE TIENEN BATALLAS PENDIENTES

América Latina está luchando esforzadamente por afirmar su camino liberador. En cada país del continente se libra una dura confrontación entre las fuerzas más avanzadas y los segmentos más conservadores de la vida nacional. Es el signo del Bi Centenario, el que toma fuerza en esta contienda.

En Chile está planteado un Referéndum decisivo para acabar con la Constitución heredada del régimen de Pinochet. En Bolivia, la lucha tiene otro carácter: se trata de acabar con la aviesa dictadura impuesta a través de un Golpe de Estado y restablecer el imperio de la voluntad ciudadana.  En Ecuador se trata de restaurar el Poder Ciudadano que le fuera birlado al pueblo con engaños. En Argentina, en Brasil y en Colombia la lucha se orienta a afirmar un proceso que marcha a ritmos distintos, pero que tiene un solo propósito: consolidar la fuerza del pueblo.

AGRESIVIDAD IMPERIALISTA CONRA VENEZUELA

En este contexto, el peligro principal en la región deriva de la agresividad imperialista contra la Venezuela Bolivariana.

Hay quienes aseguran que Estados Unidos se dispone a iniciar una guerra de agresión contra Venezuela en octubre, antes de las elecciones en los Estados Unidos. Donald Trump pretendería poner a su país ante hechos consumados: iniciar una guerra y pedir la renovación de su mandato arguyendo que en ese trance bélico, Estados Unidos no podría cambiar el mando de sus fuerzas. Algo así como cambiar la conducción del caballo a la mitad de un río tormentoso. No resulta desdeñable la intención,  pero ella nos coloca ante un reto decisivo: vigorizar la solidaridad con la Patria de Bolívar.

Para este efecto, hay que salir al frente de ciertas “teorías” que hoy buscan levantar cabeza. Elementos trotskistas y otros ligados al viejo reformismo, buscan “defectos”  en el proceso revolucionario venezolano, y los toman como pretexto para negar respaldo al Proceso Emancipador Bolivariano. Incluso, se sienten en el derecho de plantear su “neutralidad” ante ese conflicto. La tesis, no resiste el menor análisis. Nadie, en su sano juicio podría sentirse revolucionario y al mismo tiempo ser “neutral” ante una agresión imperialista contra Venezuela. Nadie podría ponerse “al medio” para no estar ni con Trump ni con Maduro, en esta contienda. Nadie podría levantar una alternativa “intermedia”, que no sea sino a favor de las maniobras guerreristas del Imperio.

Cuando la Soberanía de nuestro continente está en riesgo, no hay término medio. Eso lo sabemos desde los tiempos de Sandino, pero también desde antes, desde que asomó en el mundo, la lucha entre explotadores y explotados.

Encontrar “defectos” en procesos como los que se viven en Venezuela o Nicaragua; no constituye sino un pretexto para capitular. Y esa capitulación implica una alevosa traición a los intereses de los pueblos.

La solidaridad es, una vez más, nuestra inabdicable bandera de combate. .

DERROTAR LA PANDEMIA

El mundo aún afronta los efectos de la Pandemia que azota a pueblos y países. Pese al tiempo transcurrido y a las distintas medidas adoptadas por diversos gobiernos, hasta hoy el COVID 19 causa duros estrategos en diversos confines del planeta.

La crisis sanitaria, en nuestro país y en otros, ha puesto al descubierto las iniquidades del capitalismo. Por eso Estados Unidos es el primer país del mundo por el número de infectados y fallecidos. Y por eso el Brasil de Bolsonaro ostenta ese “privilegio” en nuestro continente.

Los países del socialismo: China, Vietnam, Corea del Norte, Cuba; peto también Rusia, Nicaragua o Venezuela han combatido más exitosamente que nosotros esta pandemia porque han contado con un sistema sanitario más calificado y con una política de salud más acorde con los intereses de las grandes mayorías. Eso, hoy es indiscutible.

Y hoy, cuando se plantea el tema de las vacunas, está claro también el mismo asunto. Rusia –con la inextinguible herencia de la Unión Soviética- tiene ya la vacuna SPUTNIK V que será puesta a disposición de todos en los primeros días de noviembre. Cuba y Nicaragua, serán los primeros productores de esta vacuna en Nuestra América. Entre tato, los proyectos concebidos en los países capitalistas –en el mejor de los casos- podrán estar en uso a mediados del 2021.

Si realmente se quiere afrontar el reto y proteger la vida de las personas en un corto tiempo, no se tendrá más camino que aceptar el producto del laboratorio ruso Camaleya, que ya está virtualmente operativo.

La vida de los pueblos tiene que ser protegida y defendida. Y la causa del Socialismo en el mundo, así lo garantiza. ¡Manos a la obra…!

Lima, 10 de septiembre del 2020

Centro de Estudios “Democracia, Independencia y Soberanía”