LA URSS Y LA VICTORIA ANTE ELNAZI-FASCISMO

Tomado de «El Siglo» / Chile

Jorge Vera Castillo

Analista

Santiago. 28/06/2020. En este mundo, aun en tiempos de pandemia por el Covid-19, en contextos inéditos, algunos no frenan su burda tarea de seguir mintiendo sobre la historia del siglo XX, tergiversándola, sin miramientos ni vergüenzas, distorsionando y engañando, así, a las nuevas generaciones, en sus formaciones, informaciones y panorámicas culturales, educativas y políticas.

El sábado 9 de mayo de 2020 se cumplió el 75° Aniversario del “Día de la Victoria” (“День Победы”), en la Gran Guerra Patria (Великая Отечественая Война). En decisión atinada, el Presidente Vladímir V. Putin propuso la postergación del muy tradicional desfile militar, programado para ese día en la Plaza Roja de Moscú, y de las conmemoraciones en San Petersburgo y en todas las 21 repúblicas, 48 regiones, 6 territorios, 1 región autónoma y 9 distritos autónomos de la Federación de Rusia, en su muy extenso territorio euro-asiático.

Situados en retrospectiva, no es posible desconocer y negar que el principal aporte en la coalición anti-Hitler, para derrotar al nazismo, en Europa, fue hecho por la Unión Soviética y su Ejército Rojo, con dolorosos e inconmensurables costos en pérdidas de vidas humanas, y a través de heroicas hazañas de hombres y mujeres en uniforme, con una disciplinada, gran, sigilosa y valiente retaguardia civil, en ciudades y en campos, de su variada y vasta geografía.

Recordemos que, ya el domingo 22 de junio de 1941, se lanzó la invasión alemana-nazista en contra de la URSS, cuyas batallas encarnizadas se extendieron por cuatro años, hasta llegar a la decisiva derrota nazi en Stalingrado. De allí, fue dimanando la arrolladora contraofensiva soviética, desde el 20 al 30 de abril de 1945, la que, culminaría con la toma del Reichstag (Parlamento), en Berlín, simbolizada con el izamiento de la bandera de la URSS, por parte de tres soldados soviéticos, entre ellos Abdulchakim Ismailov, el miércoles 2 de mayo de 1945.

Lo anterior, estuvo precedido de grandes hitos históricos, los que, a la larga, dejaron casi 27 millones de muertos de la URSS, anónimos y conocidos heroicos héroes, diseminados en la inmensa mayoría de las familias soviéticas. Ciertamente, su memoria y valor no lograrán ser desconocidos, mancillados ni olvidados por una artera y bravucona síntesis publicada en la cuenta de Instagram, de la Casa Blanca, en Washington, DC, el viernes 8 de mayo de 2020, afirmando que: “El 8 de mayo de 1945, EEUU y el Reino Unido lograron la victoria sobre los nazis. El espíritu de EEUU siempre ganará. Al final, eso es lo que pasa”, en conocido estilo.

Por cierto, la capitulación final de la Alemania nazi, ocurrida, por diferencia horaria, a las 00h43 de la Unión Soviética, ya el miércoles 9 de mayo de 1945, en el cuartel de la URSS en Karlschorst, Berlín, cuando el Mariscal de Campo Wilhelm Keitel firmó el acta de rendición incondicional ante el Mariscal del Ejército Rojo, Gueorgui Zhúkov, no puede ser ignorada.

Que contraste con la actual Casa Blanca, se encuentra en el mensaje del Presidente Franklin D. Roosevelt, en relación a la prolongada batalla de Stalingrado, a su término el 2 de febrero de 1943, dirigido a los combatientes soviéticos: “Su gloriosa victoria detuvo la ola invasora y dio un giro a la guerra de las naciones aliadas contra las fuerzas de la agresión”. Más aún, después de la batalla de Kursk, iniciada en julio de 1943, escribía: “La Unión Soviética puede estar orgullosa con razón de sus heroicas victorias”.

Otra aberrante expresión de tergiversación histórica, se dio en el Parlamento Europeo, el 19 de septiembre de 2019, con la denominada “Resolución sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa”, en que condenando claramente los crímenes nazis, aprovecha para criticar a la URSS, a partir de cuestionamientos a su sistema político, de esos años, y haciéndola responsable históricamente de la Segunda Guerra Mundial.

Sirven para contrastar semejante absurdo, los contenidos de un documentado y reciente artículo del Presidente Vladímir V. Putin, publicado en la revista norteamericana The National Interest, donde recuerda que: “La URSS asumió el 75% de todos los esfuerzos militares realizados por la coalición anti-Hitler. Durante el período militar, el Ejército Rojo destrozó 626 divisiones de los países del Eje, de las cuales 508 eran alemanas”. Asimismo, afirma que: “Para todos resultan imprescindibles la verdad y la objetividad. Yo, por mi parte, siempre he instado a mis colegas a construir un diálogo calmado, abierto y basado en la confianza para mirar el pasado común de una manera autocrítica e imparcial”.

En contundente análisis, el Presidente Putin, señala que: “También hoy en la actualidad, nuestra posición permanece sin cambios: no puede haber justificación para los actos criminales de los cómplices nazis, no tienen fecha de caducidad”. De allí que, remarca que: “El revisionismo histórico, cuyas manifestaciones estamos observando ahora en Occidente, y especialmente con respecto al tema de la Segunda Guerra Mundial y sus resultados, es peligroso porque distorsiona de manera cínica la comprensión de los principios del desarrollo pacífico establecidos en 1945 por las conferencias de Yalta y San Francisco.”

Por cierto, la llamada “Resolución” del Parlamento Europeo, de 2019 -que, más parece una “provocación”, rebuscada, con otros propósitos actuales-, contrasta, absolutamente, con lo que afirmara, el 6 de julio de 2014, el entonces Presidente de Francia François Hollande, desde Normandía: “Deseo saludar el coraje del Ejército Rojo que, lejos de aquí, frente a 150 divisiones alemanas, fue capaz de hacerlas retroceder”. “Una vez más debo señalar la contribución de los pueblos de la llamada Unión Soviética durante esa contienda”. A mayor abundamiento, recordemos que, el General Charles de Gaulle, en su segunda visita a Moscú, en junio de 1966, señaló: “Los franceses saben lo hizo por ellos la Rusia soviética, y saben que, precisamente, la Rusia soviética jugó un papel principal en su liberación.”

En consecuencia, se comprenderá mejor y oportunamente, el significado profundo de este pospuesto Desfile Militar, en actual pandémico año 2020, y en una fecha que, no es casual, ya que, coincide y sirve para recordar, el primer Desfile Militar realizado el 24 de junio de 1945, en la Plaza Roja, como primera conmemoración del Día de la Victoria, después de esa Gran Guerra Patria. También, contribuirá a situar y tener muy presente el rol cardinal de la Federación de Rusia, continuadora estatal de la URSS, en la arena internacional, y como uno de los cinco Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Desde una estratégica óptica vecinal, y con esa sabiduría milenaria, un artículo de la agencia Xinhua, de la República Popular China, precisa que: “Para Rusia, este desfile es uno de los eventos más importantes”. Y, agrega que: “En los últimos años, algunos países occidentales han tratado de excluir a Rusia de la lista de ganadores de la Segunda Guerra Mundial. Frente a las crecientes amenazas internacionales, Putin ha decidido celebrar el Desfile de la Victoria, y su intención política es obviamente advertir a Occidente de que el status de Rusia como ganador en la Segunda Guerra Mundial permanecerá sin cambios”.

De allí que, este evento, simboliza “una potente respuesta a Occidente”, de acuerdo a su autor, y, “significará mucho no solo para los rusos, sino también para el mundo entero”. “Cuando llegue el momento, la atención se centrará en la reacción de la comunidad internacional a este solemne acontecimiento”.

Ciertamente, debieran estar atentos los países de América Latina y el Caribe, aun en medio de las actuales circunstancias. Por ello, la Política Exterior Chilena debería considerar el desarrollo fructífero de unas relaciones bilaterales chileno-rusas, en múltiples esferas de la colaboración y el intercambio, como el desarrollo espacial y la cooperación técnico-militar, la aeronáutica, las ciencias de la salud y la minería, así como las artes y la cultura.