CUBA ES UN ARCHIPIÉLAGO, NO UNA ISLA

por Pedro Martínez Pírez

Treinta años se cumplieron este 21 de mayo de mi primer viaje a España, aunque en realidad fue a la ciudad de Barcelona, capital de Cataluña, para participar en el programa “A debat”, de la Corporación Catalana de Radio y Televisión.

Enrique Román, Presidente entonces del Instituto Cubano de Radio y Televisión, me pidió que fuera a participar representando a Cuba en un programa televisivo en el cual la parte contraria estaría representada por Mark Falcoff, uno de los tanques pensantes de la Fundación Heritage, de la extrema derecha de los Estados Unidos.

Recuerdo que me recibió en Barcelona Imma Tubella, la directora de Relaciones Internacionales de la Corporación Catalana de Radio y Televisión. Una bella e inteligente mujer muy conocedora de Cuba.

Yo apenas tuve tiempo de “sacudirme el polvo del camino” cuando me ví enfrentado a un estadounidense de origen polaco, muy reaccionario y anticubano, quien hacía días estaba en Barcelona y llegó acompañado por el Cónsul de los Estados Unidos en la capital catalana.

El programa “A Debat” tenía fama de realizar debates entre personalidades destacadas. Según me contaron semanas antes de mi comparecencia estuvo en el programa Boris Yeltsin, primer Presidente de la Federación de Rusia luego de la desaparición de la Unión Soviética.

El ambiente en Cataluña y en España era verdaderamente hostil a la Revolución Cubana, que había logrado sobrevivir a la desaparición de la URSS y del campo socialista europeo, pero sufría graves afectaciones económicas, provocadas entonces por el bloqueo añadido de Rusia, donde Radio Moscú retransmitía los programas anticubanos de Radio Martí.

Nunca olvido al colega Josep Cuní, periodista y presentador de programas de televisión de Barcelona que tuvo a su cargo la conducción del debate, durante noventa minutos.

La prepotencia e ignorancia de Mark Falcoff, un hombre de baja estatura, soberbio y prepotente, provocó que el moderador, en la medida en que avanzaba el debate abandonara cuidadosamente su imparcialidad y mostrara su impaciencia frente a las tajantes declaraciones del representante yanqui.  

Mark Falcoff en sus delirantes intervenciones llegó a decir que “la isla se hundiría en menos de un mes”. Y argumentó que ya en el mundo solamente existían dos países comunistas: Albania y Cuba. Y que el gobieno de los Estados Unidos jamás dialogaría ni con Fidel ni con Raúl Castro.

Fue el momento en que aproveché el debate para pedir respeto hacia los televidentes de Cataluña, España y el resto del mundo, pues la República de Cuba, que no era un satélite de la Unión Soviètica, tampoco es una isla, sino todo un archipiélago, constituído por la Isla mayor de las Antillas llamada Cuba, la Isla de la Juventud, antes Isla de Pinos, así como 4 mil 195 cayos, islotes e islas, y ciertamente está ubicada cerca de los Estados Unidos.

Inmediatemente le pregunté a Mark Falcoff si había visitado alguna vez la República de Cuba, a lo cual respondió que no, momento clave que inclinó definitivamente el debate contra el representante de la extrema derecha estadounidense.

En estos tiempos de pandemia, cuando vienen a mi mente muchos recuerdos, me trasladé por unos instantes a la hermosa Barcelona, donde en ese viaje pude derrotar políticamente a uno de los tanques pensantes de la derecha estadounidense, y también la suerte de encontrarme en la casa de la agente literaria española Carmen Balcells, nada menos que con Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, quien me reiteró que la mayor violación de los derechos humanos que se ha cometido en el último siglo en América es el bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba.

La Habana, 21 de mayo de 2020.