MEDICOS CUBANOS. RAZONES, Y NO PALABRAS

Por MANUEL ROBLES S.

En todos los países en los que están, pueden venir o van a llegar médicos cubanos por acuerdos inter-gubernamentales, se repite en las redes sociales el mismo coro de voces conservadoras e intolerantes y de “trols” anónimos que, iracundos, se pronuncian en contra. Y está pasando en el Perú desde que se anunció oficialmente la firma de un convenio para recibir a esos cooperantes.

Los argumentos son los mismo usados en todos esos países, citas de Oppenhaimer, acusaciones de esclavismo, cuestionamientos a la calidad de la medicina y los médicos cubanos (una locura, a decir de estadísticas, logros científicos, nivel de atención y pregunten por el nivel de los numerosos médicos peruanos que estudiaron medicina en Cuba), amén de denuncias de que son espías o instructores de terroristas.

La similitud de los ataques responde evidentemente a un guión que a diario repite también la VOA (radio y TV oficial de Estados Unidos) y su subproducto “TV Martí” (que indigna a los cubanos por usar indebidamente el nombre de su héroe nacional).

También es coincidente el argumento de que los cubanos no son necesarios porque en el Perú hay médicos bien preparados. Y esto último es cierto. Entre paréntesis: En una oportunidad, con un grupo de periodistas peruanos visitamos a los estudiantes latinoamericanos de medicina en La Habana y lo primero que nos dijo el decano fue que los chicos peruanos eran los mejores estudiantes, siempre.

El problema actual es que no hay suficientes y que el Colegio Médico ha pedido reiteradamente contratar más médicos porque un tercio de los que trabajan en el sistema de salud estaban contagiados o impedidos de laborar por pertenecer a grupos de riesgo, por razones de edad y de salud. Y lo que necesitan no es recién graduados, sino profesionales con experiencia, no importa que sean extranjeros.

Y ahí la primera razón por la que es conveniente que vengan los médicos cubanos: Tienen una experiencia de décadas -su primera brigada colaboró en Argel, en 1963- en situaciones de epidemias y otras catástrofes en muchos países, con tal éxito y reconocimiento, que recientemente se ha propuesto que el próximo Premio Nobel de la Paz sea para los médicos cubanos.

Los detractores, motivados por razones evidentemente ideológicas que no caben en una situación de grave emergencia como la que vive el Perú, obvian mencionar que actualmente, combatiendo al Covid-19 hay 26 brigadas con 2,500 médicos del contingente Henry Reeve, especializado en atención en zonas de desastre, en 24 países del mundo, con gobiernos de diverso signo y en todos los casos hay elogios al trabajo que realizan.

Esas brigadas se agregan a más de 28,000 médicos cubanos que colaboran en 59 países en los que ya estaban cuando llegó el Covid-19. Y decenas deotros países piden la presencia de los médicos cubanos.
Afirman falsamente que a los médicos cubanos los han echado de Italia, donde Lombardía les tributó honores y gratitud por su magnífico trabajo en ese territorio, el de mayor número de contagios, el Wuhan de la desarrollada Italia. La ministra italiana de la Administración Pública, Fabiona Dadone, calificó su labor como ejemplo de colaboración y solidaridad.

En África, no dudaron en exponer sus vidas y frenaron al Ébola, a pedido que el secretario general de la ONU de entonces, Ban Ki-Moon, quien hizo la solicitud por teléfono a Fidel Castro. Barack Obama, entonces presidente de Estados Unidos, apoyó la operación con helicópteros y otros medios logísticos y elogió la actuación de los cubanos.

También usan como argumento el retiro de los médicos cubanos de Brasil, Bolivia y Ecuador, de donde salieron exclusivamente por razones políticas, por decisión de gobiernos de extrema derecha aliados de Estados Unidos. Ni siquiera Temer (de derecha) se animó a retirarlos de Brasil y Cuba respetó esa decisión, más allá de la política. Tuvo que llegar el extremista Bolsonaro para precipitar el retiro.

Funcionarios de la embajada norteamericana asistieron desde un automóvil al saqueo de la clínica de la cooperación médica cubana en La Paz, tras el derrocamiento de Evo Morales.

Llaman esclavismo al trabajo de médicos voluntarios que, formados en el humanismo y la solidaridad, consideran normal que el Estado destine parte de la compensación económica recibida, a la mantención del sistema de salud de su país, afectado por el bloqueo norteamericano que, además, le impide acceso a importantes equipos y medicamentos.

Y los que hablan de esclavismo jamás dicen una palabra de los “services” o la llamada tercerización de servicios, modalidad en la que el patrón se queda, lucra con la mayor parte de lo que el contratante paga por cada trabajador.

Pero lo más importante: los odiadores obvian mencionar cómo les fue a los pueblos peruanos que desde hace medio siglo contaron con la solidaridad de médicos cubanos, desde que la primera brigada médica de la isla llegó a asistir a los afectados por el terremoto del 31 de mayo de 1970 que, además, construyeron y dejaron como legado cinco hospitales en diversas localidades.

Tampoco quieren que se recuerde que en los años 90 del siglo pasado, un equipo de especialistas cubanos llegó al Perú a asesorar la lucha contra la epidemia de cólera, y no se les ocurre preguntar qué opina el pueblo de Pisco sobre los médicos cubanos tras el terremoto de 2007. Dejaron como donación un hospital de campaña con equipos e instrumental.

Más fresco aún está el recuerdo para Piura, a donde llegaron brigadistas cubanos en 2017 a asistir a la población afectada por las inundaciones y las enfermedades prpiciadas por estas y por el calor reinante.

Y pregunten porqué el anunciado convenio para una nueva presencia de médicos cubanos se originó en pedidos de más de la mitad de los gobiernos regionales peruanos, que saben del prestigio de la salud de la isla.

Finalmente, unas líneas para la absurda acusación de que el gobierno cubano envía a diversos países misiones médicas y deja desprotegidos a los cubanos ante el coronavirus; tan desamparados están, que Cuba lleva una semana sin fallecidos por el mal.

Sus cifras, al 20 de enero, son elocuentes: 1,900 casos, 10 casos nuevos como promedio de últimas semanas. 817 sospechosos, 1,573 recuperados y 79 decesos; camas hospitalarias Covid-19 ocupadas: 50%. Camas UCI ocupadas: 8%. Razones, no palabras. El resto, como dice la frase, es silencio o, peor aún, ruido maloliente.

http://www.cubadebate.cu/…/ministro-de-salud-de-cuba-en-a…/…

https://www.cubainformacion.tv/…/86148-el-negocio-de-cuba-e… .