Por Alberto Salazar
Hanoi, 8 may (Prensa Latina)
El lema “Cada vida cuenta” ha sido la inspiración de Vietnam para rescatar de las garras del SARS-Cov-2 a un ciudadano británico, la persona con que más se ha ensañado el virus en este país.
Identificado en los círculos médicos locales como el Paciente 91, el hombre está ingresado en el Hospital de Enfermedades Tropicales de la sureña Ciudad Ho Chi Minh desde hace 38 días y si no ha fallecido se debe a los insomnes cuidados que se le dispensan en esa institución.
Aunque su nombre no ha sido revelado -aunque tampoco es un secreto- se sabe que tiene 43 años y trabaja como piloto en Vietnam Airlines, la aerolínea insignia de la nación indochina.
Los vietnamitas y todos los que viven en este país siguen con justificado interés los partes que a diario rinde la comisión nacional encargada de contener la pandemia, pero leen cuidadosamente los párrafos donde se consigna el estado de salud de quien ya algunos llaman el Paciente inglés.
Y está mal, su estado es sumamente crítico y más de una vez se ha temido que sea la primera víctima mortal de la Covid-19 en Vietnam.
Desde hace 32 días está conectado a una máquina de soporte vital, llamada de oxigenación por membrana extracorpórea, que bombea la sangre fuera del cuerpo y con ayuda de otra de tipo corazón-pulmón, elimina el dióxido de carbono y devuelve al cuerpo sangre oxigenada.
El miércoles, muestras tomadas de su páncreas dieron positivo al coronavirus, pero las tomadas de su sangre y lavado bronquial resultaron negativas.
Hoy, el profesor Nguyen Van Kinh, presidente del Consejo Profesional del Ministerio de Salud, presentó su caso en una conferencia internacional sobre la estrategia de Vietnam frente a la Covid-19 y el público, a través de los reportes de la prensa, conoció más detalles sobre el Paciente 91.
Así, se supo que con 1,83 metros de estatura y 100 kilogramos de peso, padece de obesidad y sufre un trastorno de coagulación de la sangre y un síndrome de tormenta de citoquinas, una respuesta inmunológica tan intensa, que en lugar de defender al cuerpo actúa contra este.
Van Kinh explicó que el enfermo ha sido resistente a todo tipo de fármacos coagulantes domésticos y fue necesario comprar otros en el extranjero para darle el tratamiento adecuado.
El especialista señaló que aunque el hombre está siendo tratado con antibióticos y diálisis, sus pulmones están condensados y sus enzimas hepáticas e infecciones han aumentado.
Ciertamente su estado empeora y en el Hospital de Enfermedades Tropicales en Ciudad Ho Chi Minh están considerando practicarle un trasplante de pulmones.
Vietnam está en vilo y no porque el Paciente Inglés acaso manche su expediente sin muertes frente a la Covid-19, sino por razones puramente humanitarias.
Tal vez los más pesimistas estén recordando que en la película así titulada, El paciente inglés, el protagonista -piloto por más señas-, pide a su enfermera una sobredosis de morfina porque ya no puede soportar más los dolores de las quemaduras.
El destino de este, el Paciente Inglés de Vietnam, es incierto. Lo único real es que por él se hará todo cuanto sea posible porque en este país cada vida cuenta.