Vladimir Cerrón
El mes pasado manifesté que la cuarentena se romperá por necesidad de clase, no cuando el gobierno lo decida precisamente. La clase pobre saldrá primero de sus hogares a la batalla, lo seguirá la clase media y finalmente la clase rica que tiene todo el tiempo para esperar. Esto se ha cumplido.
El cese de la cuarentena en el país está hecho sobre esa lógica, la necesidad económica obliga a los pobres a salir y violentar la cuarentena, enfrentando al coronavirus, al ver mermada su economía y sobrevivencia. La clase más solvente está expectante.
La clase pobre invade las calles. En el primer grupo estarán los asintomáticos, que incluso dirán la enfermedad no existe, el segundo grupo desarrollará síntomas leves o moderados y sanarán a los catorce días, y el tercer grupo con síntomas severos morirá.
Como la letalidad aproximada es el 3% de los infectados, el 97% restante sobrevivirá, desarrollará una inmunidad secundaria y se reincorporará a sus labores u otra sucedánea. Hasta ahora no se ha registrado en el mundo un solo caso de reinfección por tratarse de un virus ARN.
Así, la esperanza de los ricos está puesta en la inmunidad secundaria que desarrollen los pobres y la clase media, como fuerzas de choque, específicamente los del primer y segundo grupo, pues ellos se comportarán como barreras de contención y protección.
Para cuando la mayoría de la clase pobre y media hayan enfrentado la patología, con muertos y heridos, recién irá a exponerse la clase alta y con las mejores precauciones.
Esta es la filosofía de avaricia que invita a los ricos en querer seguir manteniéndose ricos y hacerse más ricos, no ceder nada a las demás clases, ni siquiera en condiciones tristes para la humanidad, porque según ellos, tienen la esperanza, la posibilidad, la seguridad y el derecho de vivir más años que los demás.
258Omar Meneses Valcarcel, Roger Najar Kokally y 256 personas más52 comentarios170 veces compartidoMe gustaComentar