LA CATARSIS DE GHIBELLINI

Por ARTURO AYALA DEL RIO (*)

“Ninguna sociedad puede florecer y ser feliz si una parte de sus miembros son pobres y miserables. Es simplemente una cuestión de equidad que aquellos que alimentan, visten y construyen viviendas para toda la población deberían acceder a una parte de lo que producen con su propio trabajo…”

Adam Smith

El artículo La Hoz y el Martillazo de Mario Ghibellini expresa la desesperación ideológica de los defensores del establishment por las consecuencias políticas que pueda traer esta pandemia. Para ellos es necesario recordar, por si acaso, dónde está el “mal” y el “bien”. Según Ghibellini, las exigencias de la izquierda, como el Bono Universal, son “gritos de guerra que, como todos, están provocados por alguna furia ancestral, y no por un razonamiento lógico”. La “razón” está del lado del liberal iluminado, piensan con su soberbia acostumbrada. Nadie puede tocar su modelo, de lo contrario somos seres irracionales o inferiores. No hay nada menos democrático que ello.

Con su apasionamiento de clase señala: “Lo que en el fondo persiguen es ‘castigar’ la riqueza misma, que consideran pecaminosa porque siguen creyendo que se consigue a costa de la pobreza de otros”. Tal vez el propio Adam Smith podría contestarle:

“Los sirvientes, trabajadores y empleados de diferentes tipos constituyen la gran mayoría de cada sociedad. Y lo que mejora las condiciones de la gran mayoría de una población nunca puede ser considerado como una desventaja para el conjunto”.

Ghibellini dice que “al amparo de la emergencia, los socialistas quieren imponer lo que nunca lograron ganar en las urnas o el debate académico”. Bueno, el propio Ghibellini fue uno de los fundadores del Movimiento Libertad, que no ganó alguna elección, que sepamos. Al contrario, el triunfo de Fujimori fue el rechazo popular, justamente, a su modelo económico y a la candidatura de Mario Vargas Llosa. ¿No fueron sus ideas las que, sin ganar las elecciones de 1990, se impusieron a través de un gobierno dictatorial en nuestro país?

Ghibellini carga contra los comunistas y se olvida que el neoliberalismo ha sido construido a base de la muerte de millones. El experimento que empezó en la dictadura de Pinochet en Chile ha tenido emblemáticos dictadores como Suharto en Indonesia que aniquiló a más de 3 millones de comunistas, Park Chung-hee en Corea del Sur, Videla en Argentina o Lee Kuan Yew en Singapur. Hoy mismo no escuchamos a los liberales decir nada contra monarquía sanguinaria de Arabia Saudita, entre otras. Las dictaduras han sido indispensables para la instauración del neoliberalismo.

Hay que explicarle a Ghibellini que, aunque no le guste, países como China o Vietnam, son gobernados por partidos comunistas y han logrado su más alto desarrollo histórico. Han pasado de países empobrecidos y rurales a potencias tecnológicas e industriales. También debemos decirle que no hay contradicción entre el mercado y el socialismo, el “mercado” existe desde hace milenios, no ha sido creación del capitalismo. Tampoco hay nada más anti-liberal que respaldar el bloqueo económico de 60 años a Cuba, país que a pesar ello, tiene mejores índices de IDH que decenas de países capitalistas.

La reacción furibunda de Ghibellini se entiende por el caos de sus referentes. La historia les pasa por encima a los liberales con Estados Unidos y Europa en franca decadencia. Hoy el mundo debate sobre la importancia de lo público y colectivo, se discute sobre impuestos a la riqueza y rentas universales. No le gusta a Ghibellini el mundo que emerge. Su ventaja es que, cuando cuentas con el respaldo del poder mediático y económico, puedes hacer catarsis en el principal diario del país.

Finalmente, la pregunta para Ghibellini sería, frente a la pandemia ¿dónde hoy un ciudadano se siente más seguro, en China o Vietnam, dirigidas por el Partido Comunista, o en EEUU o Brasil con Trump y Bolsonaro?

(Ciencias Políticas y Maestría en Sociología)