EL CORONAVIRUSA Y LA PRECARIEDAD LABORAL EN EL PERÚ

Por Carlos Mejía

17 Mar, 2020 | Tomado de Wayka.Perú

El coronavirus y la precariedad laboral en el Perú, por Carlos Mejía

Una de las características del mercado laboral peruano es su precariedad. Tengo la impresión de que estos primeros días de cuarentena general han demostrado que las relaciones laborales están construidas de manera endeble, confusa y desigual. 

Más allá de un inicio errático, la Presidencia ha mostrado mayor claridad y uniformidad de criterio. El subsidio planteado por el Gobierno es un paliativo importante, necesario y urgente. 

Uno de los ministerios menos eficaces e inteligentes ha sido el de Trabajo y Promoción del Empleo. Parece que para la titular de esa cartera, la crisis no representaba un peligro. Sus iniciales declaraciones resolviendo el problema con “adelanto de vacaciones” no sólo provocaron el rechazo de la ciudadanía sino que fueron rápidamente descartadas por el Gobierno. 

Ahora, en medio de la cuarentena obligatoria, aparecen inequidades y quejas desde el mundo del trabajo. La pandemia, como sabemos, afecta el desarrollo de las actividades sociales y económicas. Los últimos mensajes presidenciales van aclarando el panorama y podemos ver la estrategia para responder a la crisis.  

Sin embargo, uno de los problemas más serios para enfrentar la actual situación es el nivel de desregulación que tiene nuestro mercado laboral. En la actualidad, hay un componente muy grande de autoempleo y de fraude laboral, es decir lo que conocemos como “informalidad” y esto dificulta seriamente las medidas tomadas. El sector asalariado dependiente es un grupo importante pero menor numéricamente. El sector de autoempleo prácticamente vive de su actividad diaria entonces interrumpirla es poner en peligro su supervivencia. La atención del Gobierno apunta a los sectores más vulnerables, lo cual es lógico, pero aún queda un sector de autoempleo que escapa del nivel de pobreza extrema. El bono de 380 soles es un apoyo, pero claramente insuficiente. 

Desde el mensaje presidencial en La Comuna, que es una asociación que brinda asesoría jurídica y sindical a trabajadores y trabajadoras venimos recibiendo cientos de denuncias acerca de las presiones que reciben los trabajadores para asistir a laborar estos días. Por ejemplo, hay empresas que consideran la producción de cerveza y gaseosas como imprescindible y mantienen sus labores; en el caso de los servicios lo que registramos es el cese o despido de trabajadores con contrato temporales.

Un caso extremo ha sido el de una empresa que mediante una comunicación virtual indica a sus empleados que si la policía los interroga digan que están yendo a visitar a un familiar. En algunas empresas de manufacturas se están extendiendo vacaciones adelantadas, medida descartada por el gobierno, pues en la norma es decir el Decreto de Urgencia Nº 026-2020 señala claramente que se trata de licencia con goce de haber y posterior compensación del trabajo no realizado. 

Todos estos problemas podrían haberse evitado si dentro del centro de trabajo existiera un sindicato organizado que pudiera concordar con los empresarios alternativas consensuadas. Pero como hemos dejado desaparecer a los sindicatos o hemos impedido su desarrollo, el desbalance de poder dentro de la empresa es tan grande, que muchos empresarios simplemente hacen lo que quieren. 

El presidente ha señalado que las empresas que violen lo dispuesta serán sancionadas. Muy bien, pero debemos saber que la capacidad de Sunafil para fiscalizar es muy limitada. Aquí ha quedado claro también que las denuncias públicas tienen resultado cuando son puntuales. Es el caso de Cineplanet y Renzo Costa que estaban despidiendo a trabajadores u obligando a tomar vacaciones y por la presión mediática han revertido esas malas decisiones. 

La estructura laboral del país después de 30 años de desregulación indiscriminada nos ha dejado con numerosos grupos indefensos, economías de subsistencia y un Ministerio del Trabajo mental y funcionalmente pro-empresarial.  

¿Dónde están los estudios de abogados que promueven la flexibilidad laboral, los contratos temporales, que se alegran cada vez que desciende la afiliación sindical y gozan con el discurso iluso-emprendedor? ¿Dónde está el lobby que quiere cerrar las pensiones públicas y la seguridad social? 

Mantener el fraude laboral (contratos desnaturalizados) como si fuera un componente más de nuestra estructura laboral nos coloca en una situación vulnerable como sociedad para enfrentar cualquier crisis social. Son varias las lecciones que van saliendo de esta situación: normas laborales que comprendan la complejidad del proceso productivo moderno; fortalecer la afiliación sindical y mejorar la fiscalización laboral. 

Aún hay tiempo, pues la crisis recién empieza y será necesario garantizar niveles de producción adecuados y al mismo tiempo salvaguardar la salud de la ciudadanía.