Por Sergio Nolasco. *
Serafín Vásquez Bautista “El Caudillo”, es un personaje emblemático y legendario para los posesionarios del Ex Hospital Portada Guía, conocido también como el “Leprosorio Lazareto” Presidente de la Comisión de Gestión de la Asociación 20 de Enero, institución que representa a los ex-enfermos del mal de Hansen. Ellos se quedaron a vivir en el ex-leprosorío, luego de muchos años de internado, por la falta de viviendas y recursos económicos, el abandono de sus familiares y la discriminación cotidiana fueron las razones principales de la situación de desamparo que los obligó posesionarse del ex hospital. Como si no fuese suficiente, la Municipalidad de San Martín está intentando despojarlos de sus viviendas, pretenden demoler el histórico hospital y el único lugar que tienen para vivir, para ejercer presión les cortaron el agua hace ya un año. Este sanatorio yace en completo abandono. “Fue un tiempo depósito de DIGESA”, comenta Serafín mientras caminamos por corredores angostos y un parral seco por falta de agua.
Recientemente los Médicos de Sembrando Caminos por lo 5, Milco Figueroa, Dario Valenzuela (argentinos) y Juan Tola (boliviano); conocieron el ex leprosorio, guiados por Serafín recorrieron el antiguo hospital Portada de Guía, se preocuparon por la situación de abandono que enfrentan los posesionarios, pero también se enteraron del tránsito del Ché por este lugar. Antes de partir ha San Pablo grabaron un emotivo saludo de Serafín para sus ex-compañeros, y a su regreso trajeron mensajes de los ex internos que recordaban al caudillo. Nos comentaron que su experiencia en San Pablo, fue muy buena, tenían algunas versiones contradictorias del paso del Ché por San Pablo, luego partieron con el compromiso de enviarnos sus apuntes y fotografías al concluir su viaje.
El Ché Guevara inicia su peregrinaje por América Latina en Argentina. Sin embargo, la gestación de su carácter revolucionario se inicia en Sudamérica. La explotación en las minas de cobre chilenas y los leprosorios en los que habitó en Perú, el contacto directo con la realidad social, sensibiliza su conciencia. El doctor Hugo Pesce, una eminencia en el mal de Hansen, además de intelectual, escritor, humanista y comunista, discípulo del Amauta José Carlos Máriategui lo llevó al Leprosorio de Guía, el “Che” conoció a fondo la malatía o lepra. El Dr. Pesce, mentor ideológico del “Che”, lo acercó a la lepra y al marxismo. Está escrito en la bitácora de viaje del propio Guevara, y la relación profesor-alumno fue llevada al cine en el film “Diarios de Motocicleta”.
Pesce estudió Medicina en Génova, Italia, tras lo cual vuelve al Perú, desempeñándose como docente de la Universidad Nacional Mayor de san Marcos. En el campo médico, se dedicó al estudio de la lepra, y es gracias a sus estudios clínicos y epidemiológicos que ayuda al desarrollo de la clasificación de los diferentes tipos y formas de lepra, siendo declarado en su momento, miembro del comité de expertos en lepra de la Organización Mundial de la Salud. (El doctor Pesce, fue galardonado después de su muerte, en 1969, con el Premio Mundial Juliot Curie a la Paz).
Recomendados por un médico cuzqueño, una noche del verano de 1952 en Lima, aparecen en la casa de Breña el joven argentino Ernesto Guevara y su amigo uruguayo Alberto Granados. El doctor Pesce abre la puerta y los hace sentar. Era la hora de la cena. La señora Zdenka Schereier, esposa del doctor, saca un bandejita de tallarines para que los invitados se sirvan. Guevara, él primero, coge la fuente y, como quien no se entera del asunto, se lo empieza a comer como si aquel fuera su plato. Cuando se da cuenta del error estallan las risas y la señora se apresura en mandar a comprar más pasta para los hambrientos comensales. Así se iniciaría la amistad entre el icono revolucionario por excelencia de Latinoamérica y el Dr. Pesce.
Ernesto Guevara, vivió en el Hospital Portada de Guía, en una modesta casita que aún se mantiene en pie, antes de partir al leprosorio de San Pablo en Iquitos, convivió con los pacientes, los cuidó, asistió y compartió sus anécdotas. Al parecer, el ‘Che’ andaba escondiéndose de algunas autoridades y simultáneamente, buscando un refugio nos comenta Serafín, cuando él llegó al lazareto en 1971, encontró la pequeña casita empapelada con afiches y fotografías del Ché.
El Ché, posteriormente, viajaría a la colonia de leprosos de San Pablo, cerca de Leticia, en la frontera peruano colombiana. El legendario guerrillero llegó al lazareto de la selva peruana con su amigo Alberto Granados e inmediatamente se pusieron a atender a los pacientes con el mal de Hansen. Se ganó la simpatía de los leprosos, porque los trataba muy amablemente: los abrazaba y se sentaba juntos a ellos a la hora de las comidas diarias. Era muy humilde, no tenía temor de reunirse con ellos.
Ahí fue alojado por el doctor Bressani por recomendación de Pesce, para luego viajar en una balsa construida por los enfermos la “Mambo Tango”, hacia el norte. El Ché dedicó estas palabras a Bressani, quien se tomó la molestia de celebrarle su vigésimo cuarto cumpleaños: el 14 de junio, (por coincidencia también natalicio del Amauta José Carlos Mariátegui). El Ché destacó cómo concebía que debía ser la relación de los pueblos de América Latina, al expresar:
«…Dentro de pocos días dejaremos el territorio peruano, y por ello estas palabras toman la significación secundaria de una despedida, en la cual pongo todo mi empeño en expresar nuestro reconocimiento a todo el pueblo de este país, que en forma ininterrumpida nos ha colmado de atenciones, desde nuestra entrada por Tacna. Creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincialismo exiguo, brindo por el Perú y por América unida».
El viaje de Ernesto Guevara y Alberto Granado concluye el 26 de julio (otra coincidencia) en Venezuela, mientras Alberto se queda en la capital venezolana, el Ché parte en un avión con destino a su país natal, vía Estados Unidos, con el objetivo de concluir sus estudios de medicina. Tras permanecer durante más de un mes en territorio estadounidense debido a una avería en el avión, regresa a Buenos Aires el 31 de agosto. En Argentina reconstruye sus notas de viaje en las que detalla: El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina, el que las ordena y pule, “yo”, no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior.
Ese vagar sin rumbo por nuestra “Mayúscula América” me ha cambiado más de lo que creí. Ocho años después, ya convertido en un prestigioso dirigente de la Revolución Cubana, al impartir una conferencia ante los trabajadores de la Salud Pública y recordar ese viaje realizado por distintos países de América Latina, Ernesto Guevara, expresó que en aquellos instantes él soñaba con ser un médico y un investigador famoso, quería triunfar, pero que el viaje le permitió entrar en contacto con la miseria, con el hambre, con las enfermedades y con otros terribles males. Y seguidamente agregó: “Y empecé a ver que había cosas que, en aquel momento, me parecieron casi tan importantes como ser un investigador famoso o como hacer algún aporte substancial a la ciencia médica; y era ayudar a esa gente”.
Hugo Pesce ejerció una gran influencia sobre el Ché, la cual reconoció, al enviarle un ejemplar de su libro «La Guerra de Guerrillas», con una dedicatoria que dice:
«Al Doctor Hugo Pesce, que provocara, sin saberlo quizás, un gran cambio en mi actitud frente a la vida y la sociedad, con el entusiasmo aventurero de siempre pero encaminado a fines más armoniosos con la necesidades de América».
Fraternalmente Che Guevara.
Unos años después del encuentro, cuando los medios de prensa informaron que Ernesto Ché Guevara era nombrado Ministro de Economía de la Revolución Cubana, el doctor Hugo Pesce atisbó una ligera sonrisa, y en privado, comentó a su hijo Tito:
«la semilla ha prendido”.
* Articulo publicado en la Revista “Cuba Sí” con el titulo “La Ultima Morada del Che en Lima”