FRANCISCO F. DEL CARPIO O6 DE ENERO 2020 / JORNAL DE AREQUIPAO | |
Jeanine Áñez la singular mandataria de Bolivia, la autoproclamada, la golpista evangélica, la Juan Guaidó altiplánica, la bíblica y sui géneris racista, pidió a los bolivianos el viernes que pasó, en la ciudad de Sucre, procurar impedir por todos los medios que «los salvajes» puedan volver al poder. El pedido de la Añez conlleva el deseo nada oculto que tiene la señora y su gente «bien» de imposibilitar que los indios satánicos, impíos y salvajes retornen al poder y con ellos el expresidente Evo Morales, el jefe de Estado indígena que logró el mayor crecimiento económico de Bolivia en la región. Paralelamente, en Caracas, la Asamblea Nacional venezolana, depuso a Juan Guaidó, el otro autoproclamado. Con los votos del chavismo y de 30 diputados opositores que decidieron romper con la política de confrontación interna y de alineamiento con Estados Unidos, en una agitada sesión, fue nombrada ayer, la nueva directiva de la Asamblea Nacional, cuya presidencia recayó en Luis Parra, con Franklin Duarte como primer vicepresidente y José Gregorio Noriega como segundo vicepresidente. Los tres directivos abogaron por normalizar las labores del Parlamento y poner fin a la confrontación política y la división de los venezolanos. Parra proviene de las filas del partido Primero Justicia, Franklin Duarte del socialcristiano Copei y José Gregorio Noriega de Voluntad Popular, el partido de Guaidó. Como secretario fue nombrado Negal Morales del socialdemócrata Acción Democrática (adecos, suerte de apristas venezolanos). Esto significa un revés para los corifeos del imperialismo no solo en Venezuela sino en el Perú, y para el Estado que ha venido metiendo sus narices en la política interna del país bolivariano, ocultando la participación del gobierno (desde Kuczynski) en todo operativo norteamericano destinado a derrocar a Nicolás Maduro. La creación, de la noche a la mañana, del «Grupo de Lima» obedeció a ese propósito lo mismo que el ofrecimiento de Kuczynski a la oposición venezolana de territorio y soberanía en nuestro país con las consecuencias que estamos viviendo. Recientemente hubo un nuevo intento por derribar al presidente venezolano, donde la Cancillería peruana hizo un tremendo papelón internacional al amparar, proteger y promover acciones clandestinas de terrorismo y sabotaje en el país de Sucre y Bolívar. Que esto no les importe ni a Fujimori ni a Kuczynski, se entiende, pues se trata de dos aventureros apátridas que vinieron al Perú en busca de El Dorado, ignorando que Bolívar y Sucre fueron los libertadores de nuestra patria, los que ganaron la guerra a los colonialistas españoles, los triunfadores de Ayacucho yJunín. ¿Pero Vizcarra? Para el poder económico internacional, Venezuela sigue siendo un problema y Maduro mucho más. No es que el gobierno peruano esté preocupado porque a las caraqueñas les falte papel higiénico. El poder económico, organizado aquí en la CONFIEP, obliga al gobernante de turno cumplir con las decisiones que ellos tomen de acuerdo a sus intereses. El caso Lava Jato sólo es una muestra de ese poder y decómo lo aplican. Pareciera que el deseo oculto de Jeanine, la bíblica usurpadora, de Meza y de Camacho, para impedir que los indios satánicos y salvajes retornen al poder y con ellos Evo Morales, sería instalar en Bolivia una suerte de Apartheid criollo donde un grupo de blancos, medio-blancos y cholos con plata, gobernaría a la indiada autóctona y salvaje contra su voluntad, aplicando un sui géneris racismo y un fanatismo religioso de secta, muy especial. Las coordinaciones de los ccalas de Santa Cruz para «liberar» Bolivia de los indios salvajes y comunistas que se habían apoderado del país, es una muestra de que ese poder sigue latente por más cambios revolucionarios que Morales realizara sin tocar la propiedad ni la economía ni la transformación completa del Estado. En Bolivia el poder económico supo cómo mantenerse intacto, incólume, se aguantó todo lo que pudo y hasta donde fuera necesario. Fue cuando se le dio la oportunidad o se le presentó la coyuntura y no la desperdició; mientras los servicios de «inteligencia» de Morales jugaban para el enemigo y Evo, puño en alto, se solidarizaba con las causas más justas de todo el mundo. Durante el periodo que duró la caída de Morales, fue doloroso a ver policías de rostro cetrino, difícilmente caucásico, activando el golpe contra el presidente del «Estado Plurinacional», manejados por los patrones desde la derecha racista y evangélica, participando con ellos de ceremonias litúrgicas raras en medio de la calle; y, quemando los símbolos de su pueblo. Hemos visto, también, a señoras de pollera fina y costosa y sombrero bombín inglés de material borsalino, con los mismos rostros de los policías evangélicos detractando de Evo Morales, él indio boliviano que más ha hecho por su pueblo. Ni Otelo, el rey de Chipre, frente a un Yago colectivo, tuvo esa suerte. De todo este episodio se puede concluir que, mientras los trabajadores no tienen claro o no les importa saber si son clase social, los ricos si tienen conciencia de clase. |