Un vistazo a la contingencia
Chadwick culpable. Piñera en las cuerdas. Chile, otra vez, pésimo en DDHH. Ciudadanía sigue movilizada.
Equipo El Siglo. 13/12/2019. Chadwick culpable
Una derrota política, institucional, ideológica y comunicacional sufrió el gobierno, la derecha, los segmentos ultraderechistas (como el grupo “Los Coroneles” de la UDI), con la aprobación en la Cámara de Diputados y luego en el Senado, de la acusación constitucional en contra del ex titular de Interior, Andrés Chadwick, por no respetar artículos de la Constitución y omitirse en acciones en defensa de los derechos humanos.
Quedó demostrado que Chadwick, desde el asesinato del joven mapuche Camilo Catrillanca a manos de Carabineros, tuvo responsabilidad política e institucional en una serie de violaciones a los derechos humanos, actuaciones represivas de la policía uniformada y no respeto a preceptos de la Constitución. Salvarlo era un imperativo porque no sólo le beneficiaría él, sino que descomprimiría una mirada responsabilizadora hacia Sebastián Piñera, quien era su jefe y con quien discutía las decisiones a tomar. Pero eso no resultó, al punto que dentro de la misma derecha y en ámbitos de los medios de comunicación, se habló de que La Moneda, y sobre todo el actual ministro del Interior, Gonzalo Blumel, apostaron a la tesis de “sacrificar” a Chadwick para que sirviera como un chivo expiatorio ante la presión social que hay que sobre el gobierno.
Chadwick se dijo dolido, y la razón de ello, a final de cuentas, es que pasó a ser otro alto personero de la derecha sancionado y ubicado como un responsable en violaciones a los derechos humanos. Lo que incluye su permanente y sistemático apoyo a Carabineros, al punto que hizo declaraciones que terminaron siendo falsas conocidos varios hechos.
Piñera en las cuerdas
El voto, que desde varias aristas puede ser injustificable, de unos cuantos personajes de la oposición, en contra de la acusación constitucional presentada contra el Presidente Sebastián Piñera, más el sufragio partidario y corporativo de los parlamentarios de derecha, frenó el trámite destinado a establecer la responsabilidad política, por omisión y acción, del mandatario en las masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
La derecha y La Moneda celebraron como un triunfo político -a pesar de que cuestionaron como “politizado” el libelo acusatorio- la salvada de Piñera, pero una mirada al conjunto de la prensa -tradicional, alternativa e internacional-, lo que corrió por redes sociales (RRSS), a análisis y comentarios, y argumentos jurídicos y legislativos, demuestra que el mandatario es el responsable político e institucional de la situación que vive Chile en materia de DDHH y de los resultados de los informes de Naciones Unidas, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Comisión Chilena de Derechos Humanos, Instituto Nacional de Derechos Humanos y Human Rights Watch.
Es claro que el rostro de Piñera se vincula, nacional e internacionalmente, a la grave y deteriorada situación de derechos humanos que se vive en el país.
Al mismo tiempo, del 4.6% de aprobación, en algunas encuestas subió tres o cuatro puntos, permaneciendo en el nivel más bajo de cualquier mandatario en la historia del país. Hay críticas a su desempeño comunicacional, en su capacidad de decisión, en el manejo de la economía y porque insiste en darle un cariz conspirativo, violento, ahora “militar” y con “tecnología de punta”, criminalizador y falaz al enorme movimiento social y ciudadano de las últimas semanas.
Tiene nuevos frentes abiertos, como las críticas de la Unión Democrática Independiente (UDI) por no haber defendido adecuada y decididamente al ex ministro del Interior, Andrés Chadwick, las ofensivas de Renovación Nacional (RN) por dar curso a reformas que en La Moneda no quieren, la realización del plebiscito por una nueva Constitución con la demanda de que haya un proceso constituyente realmente democrático, la ola de despidos (a finales de esta semana se informó de 100 mil despidos por “necesidades de la empresa”), junto a otros efectos y secuelas del estallido social de octubre.
Como se ha dicho, Piñera ya no gobierna con su programa propio y su agenda propia, sino que en función de administrar la crisis política y social con una agenda que le es ajena, y lo está haciendo con un enorme espacio de deslegitimación y descrédito. Todos los días salen análisis o declaraciones sobre los errores, incapacidades y desaciertos del que debiera ser jefe del Ejecutivo.
Chile, otra vez, pésimo en DDHH
El estudio de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones estuvo, en lo sustancial, en la misma línea de los informes del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, que establecen que Chile, como en dictadura, está pésimo en derechos humanos.
Los datos, testimonios, antecedentes, cifras son contundentes respecto a que en el país, en los dos últimos meses, se produjo una sistemática, extendida y dramática violación a los derechos humanos que se puede sintetizar, en parte, en alrededor de 3 mil heridos y casi 300 lesionados oculares.
Dado los acontecimientos recientes, se prevé que los casos de violencia y abuso policial, de heridas-heridos por bombas lacrimógenas, de víctimas de violaciones de DDHH van a seguir, incluidas situaciones planteadas por el informe de la Comisión de la ONU sobre “amenazas de desapariciones” y de ejecuciones o agresiones.
En este cuadro, al escuchar las declaraciones del Presidente, del Ministro del Interior, de la Subsecretaria de Derechos Humanos y del general director de Carabineros, se constata que desde el gobierno y desde el alto mando policial, la idea es establecer “un empate” entre violaciones a los DDHH y el vandalismo, entre las miles de víctimas heridas con los uniformados lesionados, de justificar el acciones represivo en función de presencia de delincuentes y narcotraficantes, pese a que casi el total de personas afectadas por la represión son manifestantes, estudiantes, profesionales y hasta ciudadanos que transitaban por un lugar (como el caso de la trabajadora que quedó ciega por el impacto de una lacrimógena lanzada por un carabinero).
Ciudadanía sigue movilizada
La instalación del Campamento de la Dignidad frente al Palacio del Poder Judicial, actividad organizada por Unidad Social, la multiplicidad de actividades con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, la continuidad de cabildos y asambleas cuidadas de todo tipo y en muchas comunas del país, la participación en la consulta municipal en casi todas las regiones y la persistencia de la protesta por demandas del pueblo, son expresión de que la gente sigue activa, organizada, movilizada y exigente.
Es previsible que las manifestaciones continúen en este mes de Navidad y Año Nuevo dado que se está produciendo un grado de frustración por lo acotado e insuficiente de las medidas del gobierno, la continuidad de graves violaciones a los derechos humanos y niveles de convocatoria desde el mundo sindical, cultural, político y de la sociedad civil.
De tal manera que el movimiento social, las organizaciones ciudadanas y populares, gente organizada en sus comunas y espacios propios, seguirán siendo factores protagónicos en la coyuntura.