Quisieron capitalizar la histórica marcha, cuando ha sido este gobierno y la derecha los defensores del modelo de abuso, inequidad y represión.
Patricia Quiroz. Periodista. 25/10/2019. Indignantes y peligrosas las declaraciones del Presidente Sebastián Piñera y de la Intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar, mostrándose empáticos, cercanos y sensibilizados con la marcha que reunió más de un millón 200 mil personas en Santiago.
No en vano la prensa conservadora y que editorialmente respalda a esta administración relevó los mensajes de Piñera y Rubilar.
El primero, elaborado con un equipo de asesores de la Secretaría de Comunicaciones de La Moneda, visado por la vocera Cecilia Pérez y otros asesores presidenciales, en una cuidadosa idea comunicacional no solo de limpiar la imagen del mandatario, sino que de colocarlo como parte del movimiento para que este país cambie.
Rubilar, aunque dijo que no irá de candidata a gobernadora por la Región Metropolitana, lleva días trabajando un perfil de demócrata y liberal, con la intencionalidad de convertirse en un referente de la derecha, abrirse a ocupar un puesto ministerial y algunos asesores hasta hablan en privado que podría ser candidata presidencial.
Piñera puso en su Twitter: “La multitudinaria, alegre y pacífica marcha de hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza. Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado…con unidad y ayuda de Dios, recorreremos el camino a ese Chile mejor para todos”.
Lo primero que salta es que obviamente la multitudinaria expresión no tuvo ninguna simpatía hacia él, su gobierno y el modelo económico y sistema político que él defiende e impulsa. No leyó que hay una crítica y un descontento con las políticas que él impulsa, con sus ministros burlones, su jefe de gabinete autoritario, su respaldo a alzas y proyectos del sector financiero y empresarial y su deseo de terminar con reformas en varias áreas.
Después de su Twitter ¿qué hará Piñera? ¿Hará cambios estructurales, impulsará transformaciones, se reunirá con el movimiento sindical y social, terminará con sus medidas autoritarias, apostará por más equidad, cobrará más impuestos a los multimillonarias y grandes consorcios? ¿Hará cambios de gabinete y sacará a los “coroneles” y los “halcones? ¿Asumirá con decisión que termine la naciente ola de violaciones a los derechos humanos?
Habrá que ver qué pasa con la acusación constitucional en su contra y con las expresiones ciudadanas que hacen suya la consigna “Piñera renuncia” instalada en redes sociales y en las manifestaciones. Habrá que ver si la oposición lo encarará en la dimensión de crisis social y política que vive el país o se caerá en una defensa elitista y conservadora de la figura presidencial.
Por ahora queda esa indignación de ver a este derechista multimillonario queriéndose vincular a la multitudinaria marcha del pueblo.
“A mí me emocionó”, “hoy Chile cambió”, declaró la Intendenta Rubilar queriendo empatizar con el millón y medio de chilenos movilizados. La voz democrática desde la derecha. Luego la frase común de moda: “Todos los políticos tenemos que hacer una reflexión muy profunda de por qué tenemos esta crisis de representatividad”.
Hablando de su futuro político, Karla Rubilar no negó que podría llegar a algún ministerio, en una ruta de posicionamiento personal que le atrae mirando sus salidas comunicacionales de las últimas semanas. “Esa es una decisión presidencial (…) no depende de uno”, dijo sobre la posibilidad de ser ministra, y mirando el entorno contingente subrayó que “claramente uno nunca se podría restar en una crisis, menos en una como ésta y en una oportunidad tan grande como ésta”.
No pasó desapercibido que mientras la inmensa mayoría de personeros políticos mantuvieron cautela y moderación después de ver la gigantesca marcha de Santiago y las movilizaciones en regiones prefirieron esperar para hacer declaraciones, Piñera y Rubilar corrieron a instalarse con palabras que los acercaran a lo que fue la expresión ciudadana.