Se habló mucho de la unidad de la Izquierda en las últimas semanas, y se oyeron numerosas voces unitarias desde distintos segmentos del movimiento popular. Hoy, cuando parece haberse cerrado ese ciclo, el resultado de las voluntades expuestas, asoma sin embargo insuficiente. Veamos Contra ciertos pronósticos, se concretó una alianza suscrita por Juntos por el Perú, Nuevo Perú y Perú Libre. En todo caso, allí se perfiló una semilla unitaria que ha despertado polémica, y generado adhesiones y rechazos. Bien podría decirse que ese acuerdo, luce disminuido y aún precario. No obstante, debe admitirse que, los que anuncian su acuerdo, son los más significativos segmentos de la izquierda peruana. El anuncio simboliza una alianza del núcleo que inicialmente se cobijara bajo el membrete de Yehude Simon, es decir el Partido Humanista y los dos Partidos Comunistas; una parte de Nuevo Perú, bajo la égida de Verónica Mendoza; y las huestes de Vladimir Cerrón, el Presidente del Gobierno Regional de Junín que afronta distintos cuestionamientos. Cada uno de estos destacamentos registra sus particularidades. En el caso del PH asoma crítica la situación de Simon, acusado por sus presuntos vínculos con Odebrecht, el proyecto de Olmos y una sinuosa trayectoria política de la mano de García y otros especímenes de la derecha más conservadora. Por lo pronto, el afectado ha declinado su participación personal en las tareas políticas que se avecinan buscando -–como lo ha dicho- “limpiar su imagen” En Nuevo Perú la crisis se deja sentir por la deserción de algunas de sus voceros más significativos: Horacio Zevallos, Richard Arce, Edgard Ochoa, Marisa Glave, Indira Huilca y Tania Pariona, es decir, 6 de sus diez congresistas del Parlamento disuelto. Aunque sólo tres de ellos han abandonado sus puestos partidarios, todos se han mostrado distantes de la decisión anunciada. En Perú Libre las cosas tienen otra connotación. La decisión judicial que liberó a Vladimir Cerrón no desestimó las razones de su condena, ni lo consideró inocente de los cargos que se le imputaran. Los confirmó. Sólo redujo su sentencia, de modo que al ser la pena por cumplir menor a los cuatro años, podrá afrontarla en libertad. Los cargos contra Cerrón, se sitúan en dos niveles. Unos, son de orden jurídico, y se refieren a presuntas irregularidades en su gestión regional anterior. Los otros aluden a otras consideraciones: homofobia, misoginia y hasta racismo. Todo eso, hace que el tema sea más complejo. Los Partidos que integran la nueva alianza se han cuidado de advertir que el acuerdo no se rige por personas, sino por colectivos políticos y que, además, se sustenta en coincidencias programáticas que se expresan claramente. Más allá de este mosaico de la izquierda, cuyas piezas comienzan a unirse, se registran otras fuerzas que andarán por su propia vía. “Tierra y Libertad” o “Frente Amplio” dirigido por Marco Arana prepara su participación de manera independiente y, por lo pronto, recluta a Fernández Chacón para que lidere su lista parlamentaria por Lima. Gregorio Santos, marchará con aliados menores y tentará una suerte que aún le es esquiva en la capital. Fuerza Social, no estará. Bien mirada la cosa, no podría decirse, triunfalistamente, que se ha forjado la Unidad de la Izquierda. Pero habría que reconocer que pese a todo, se ha dado un primer paso. De la voluntad ciudadana dependerá que éste se afirme, y adquiera perspectiva de desarrollo en el escenario futuro. Si bien el acuerdo es meramente electoral tiene una cierta base programática que lo califica ante la ciudadanía. No obstante, la esencia política de la alianza, es débil porque no se complementa con tareas que confirmen los lazos unitarios de la izquierda. Y es que no basta coincidir en formulaciones. Es necesario actuar, porque el único referente objetivo ante los ojos de las masas, es la acción. Hay que advertir, en paralelo, el trabajo corrosivo que vienen haciendo ya los medios de comunicación al servicio de la clase dominante. Su objetivo es minar cualquier posibilidad de acercamiento entre las distintas fuerzas de la izquierda, por un motivo muy simple: el pánico que genera la unidad del pueblo en las altas esferas de la sociedad peruana. Mientras el pueblo esté dividido, la derecha podrá gobernar a su antojo. Por eso sus herramientas operativas buscarán alimentar las disidencias hasta neutralizar posibles acuerdos. Y es que es mucho lo que está en juego en el país. El Congreso de enero –con una correlación de fuerzas distinta al disuelto- bien podría avanzar en la lucha contra la corrupción, pero también esbozar cambios en materia constitucional amagando el “modelo” Neo Liberal. Y eso es lo que despierta el pánico en las filas de la reacción. Para bloquear esa posibilidad intentarán minar cualquier acuerdo unitario, y se valdrán de elementos corrosivos a destajo. USAID –financiado por la organización Rank, ligada a la CIA- apuntalará eso; y la presunta candidatura de Antauro Humala como factor de polarización y dispersión en las filas de la izquierda, será también usada para seducir incautos. Cuidado, entonces. |