por Pedro Martínez Pírez
El presidente de Cuba, ingeniero Miguel Díaz-Canel, calificó de vergonzosa la decisión de la OEA de activar contra Venezuela el TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca, creado en 1947 por el gobierno de los Estados Unidos, en el contexto de la “guerra fría” contra la Unión Soviética.
El TIAR, que es una especie de OTAN americana, fue utilizado durante muchos años, sin éxito, contra la Revolución Cubana, y en 1982, cuando Argentina lo invocó durante la guerra de Las Malvinas frente a Gran Bretaña, Estados Unidos se negó a prestar asistencia militar al gobierno argentino de la época.
Ahora, en una maniobra más contra Venezuela, Washington mueve los hilos de la desprestigiada OEA, para amenazar militarmente al gobierno constitucional de Nicolás Maduro, y lo hace con la cínica participación de los espúreos representantes del títere Juan Guaidó.
Uno de los argumentos utilizados por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia para justificar la activación del TIAR es el supuesto éxodo de cuatro millones de venezolanos, lo cual niega el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, que reporta menos de la décima parte de esa cifra.
Las doce naciones que aprobaron la activación del TIAR, son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, República Dominicana y Venezuela, que estuvo representada por los delegados del títere de Washington Juan Guaidó.
El Canciller cubano Bruno Rodríguez consideró una vergüenza y una grave amenaza la activación del TIAR. Recordó el Ministro cubano de Relaciones Exteriors que el TIAR es uno de los peores instrumentos de dominación de Estados Unidos, empleado para justificar agresiones e intervenciones militares en la región.
La decisión de actividar el TIAR contra Venezuela se tomó en la sede de la OEA en Washington. La reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de los firmantes del TIAR propuso una reunión durante la segunda quincena de septiembre, al margen de la ONU, la Organización de Naciones Unidas que inicia un nuevo período de sesiones de la Asamblea General este mes en su sede de Nueva York.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dijo que es una vergüenza que hoy se hable de ese Tratado para aplicárselo a la hermana República de Venezuela, una votación de doce votos a favor, cinco en contra y una ausencia, del Consejo Permanente de la OEA, donde desgraciadamente algunos gobiernos no responden a su propia Constitución y sus leyes, y bajo la presión de Estados Unidos votan a favor de la guerra contra un pueblo hermano que quiere la paz.
El Canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, aseveró en Ginebra que el TIAR está muerto y la intención de aplicarlo en América Latina no tiene sentido.
El gobierno de Uruguay se negó a apoyar la resolución y recordó que Venezuela abandonó la OEA el pasado 27 de abril, así como el TIAR hace seis años, por más que esos gobiernos en convivencia con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, expulsado de las filas del gobernante Frete Amplio de Uruguay, intenten ignorarlo, reconociendo a un supuesto gobierno autoproclamado, el del golpista Juan Guaidó, que carece absolutamente de legitimidad.
Por su parte la Red en Defensa de la Humanidad expresó su categórico repudio a la invocación del TIAR contra Venezuela, considerándolo “un obsoleto y nefasto instrumento que históricamente ha buscado legitimar intervenciones armadas de Estados Unidos en América”.
El Comité Brasileño por la Paz en Venezuela repudió la resolución de la OEA y aseguró que el gobierno de Jair Bolsonaro es una mancha a la historia de la diplomacia brasileña que siempre buscó promover la paz y la integración de las naciones de nuestro continente.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha acusado a la derecha venezolana de buscar la intervención militar de Estados Unidos a través del TIAR, un tratado que en 1982 demostró su alineamiento con los intereses de Estados Unidos contra los países de Nuestra América.
El repudio casi unánime a la activación del TIAR contra Venezuela confirma el creciente desprestigio de la OEA y la impotencia del imperio yanqui frente a la resistencia del pueblo venezolano.
La Habana, 16 de septiembre de 2019.