Por Froilán González y Adys Cupull
La madre tierra llora por sus hijos quemados. El fuego calcina durante días flora y fauna. La selva está triste, grita junto a sus humildes hijos. ¿Qué niño lloró en medio de las llamaradas? El Gigante de las siete leguas quiere comprar Groenlandia, quiere poseer la selva.
La vergonzosa intromisión del gobierno de los Estados Unidos en el mundo es permanente. Obsesionado por expandirse dirige sin escrúpulos los actos de violencia contra el Gobierno y el pueblo venezolanos. Lo expresa, sin recato. Quiere desestabilizar a Suramérica y el Caribe. Las zonas de paz no convienen a sus intereses hegemónicos. Estados Unidos vulnera los convenios sobre la paz y los derechos del hombre a la vida, alza como bandera la supremacía blanca. Ellos representan el Ku Klux Klan, el odio entre hermanos, y promueven el racismo para dividir a los pueblos; las guerras, la destrucción, el saqueo y robo del patrimonio cultural de las naciones bombardeadas y ocupadas por su ejército.
El Gobierno de Estados Unidos se cree capaz de comprarlo todo, ocupa Colombia, Brasil y otros países, y hostiga a México, a la que ha arrebatado la mitad del territorio; e intenta apoderarse de Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba. Mientras, aumentan en su violento territorio, los tiroteos, persecuciones, la represión a los negros y latinos, la desmoralización política. Varios Congresistas de ese país, probaron la existencia de campos de concentración, incluidos los niños, cientos de ellos separados de sus padres.
Los pueblos son víctimas de las guerras, del Terrorismo de Estado, del fascismo internacional y de la nueva esclavitud imperialista. Los pueblos no quieren ver morir a sus hijos de hambre, ni asesinadas y violadas a las hijas, no quieren que regrese el Plan Cóndor. Los padres no desean migrar con sus hijos por las rutas selváticas; ni en inseguras naves desde África a Europa. Las madres denuncian, no desean que desaparezcan sus hijos como los 43 estudiantes de Ayotzinapa en México. Ellas, como las abuelas de la Plaza de Mayo en Buenos Aires, luchan por rescatar a sus nietos vivos, y preservar la memoria de sus hijos muertos. Igualmente por la Paz justa y creadora, hasta el final de sus vidas.
Los que se indignan ante las injusticias, desean la Paz para Colombia ´y Honduras que se desangran en cientos de líderes sociales, campesinos y nativos asesinados. ¿Dónde la Paz firmada ayer? Las madres miraron con el corazón La Declaración de América Latina y El Caribe como Zona de Paz.
Los pueblos son autores y genios de vida y creación, desean la Paz sin hambre, sin miseria, sin bases militares extranjeras en su suelo patrio, sin xenofobia, ni racismo, sin campos de concentración El mundo no olvida el holocausto de aquellos dos días: 6 y 9 de agosto de 1945, cuando Estados Unidos tiró las bombas nucleares en los pueblos japoneses de Hiroshima y Nagasaki, cayeron sobre la población civil, y cientos de miles de familias japonesas, desaparecieron en segundos. Aún hoy, mueren los contaminados por la radioactividad dejada en las ciudades bombardeadas.
“Fue un acto cruel, un experimento incalificable a costa del sufrimiento de cientos de miles de personas indefensas que no tenían culpa alguna de la guerra.” Expresó Fidel en el año 2010, en su encuentro con los hibacuchas. 1*
Y aclaró:
“Si buscaban un pretexto militar, ¿por qué no lanzaron las dos bombas sobre instalaciones o bases militares? ¿Por qué las lanzaron sobre la población civil? ¿Por qué tomaron la decisión de matar a más de 100 000 personas y crear tanto sufrimiento? Ellos sí conocían lo que era esa bomba. Y por ahí fue mostrado hace breves días un filme donde aparece el avión que llevó la bomba, le pusieron el nombre de la madre del piloto. ¡Vean qué orgullo! ¡Qué honor! ¿Cómo se le puede asignar el nombre de una madre al avión que lanzó la bomba que mató más de 100 000 personas en cuestión de minutos?”2*
Nota 1- Fidel Castro, Reflexiones: Lo que jamás podrá olvidarse. Tercera parte. Fecha: 26 de septiembre del 2010 (Encuentro con los hibacuchas)
2- ibídem.