WASHINGTON VIOLÓ TODAS LAS LEYES INTERNACIONALES

Asedio y resistencia en la embajada venezolana en Washington

Publicado hace 1 semana 

en 7 mayo, 2019

PorDiario UNO / Francesca Emanuele

Asedio y resistencia en la embajada venezolana en Washington

Una treintena de activistas estadounidenses continúa dentro de la embajada de Venezuela en Washington. Su objetivo es impedir que los personajes designados por el autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, se apoderen del edificio, pues sostienen que este le pertenece legítimamente al Gobierno electo de Nicolás Maduro.

Aseguran que la última semana ha sido una odisea. Simpatizantes violentos de Guaidó están atrincherados a las afueras de la embajada. La turba ha golpeando a varios activistas y ha bloqueado la entrada de alimentos y medicinas. Agentes del servicio secreto de Estados Unidos, quienes permanecen ahí las 24 horas, permiten estos actos violentos y han arrestado a 3 de los pacifistas.

TRES SEMANAS DE RESISTENCIA

Cuando los activistas se mudaron a la embajada el pasado 10 de abril, el Gobierno estadounidense y el venezolano ya habían roto sus relaciones diplomáticas, en medio de las amenazas de Washington de invadir militarmente al país caribeño.

Quedaban solo unos días para que los pocos diplomáticos que permanecían laborando en el edificio dejaran de hacerlo. Temerosos de que las fuerzas de Guaidó ayudadas por Estados Unidos violaran el derecho internacional y tomaran la embajada, los diplomáticos de Maduro entregaron las llaves del recinto a líderes pacifistas, entre las que se encontraba Medea Benjamin, quien ha sido nominada al Premio Nobel de la Paz en tres ocasiones.

En un principio, solo cuatro se quedaron a dormir. Conforme pasaron los días llegaron más activistas de todas partes de Estados Unidos. Conformaron el “Colectivo de protección de la embajada” (Embassy Protection Collective).Colgaron varias pancartas en la fachada de la embajada. En una se puede leer “No al Golpe”. En el lateral izquierdo del inmueble aparecen los ojos de Hugo Chávez pintados sobre un lienzo blanco. En la entrada principal colocaron un rectángulo vertical de madera con cada uno de los pasos que Estados Unidos ha completado para consumar el golpe de Estado contra Maduro.

Al caer el sol hacían transmisiones en vivo a través de su página de Facebook, donde mostraban los eventos culturales que organizaban diariamente en la primera planta de la embajada, en la biblioteca Hugo Chávez. A veces llegaban bandas a tocar música, otras noches acudieron académicos a hablar sobre las causas de las olas migratorias de centroamericanos o las guerras financiadas por Estados Unidos. Un exagente de la CIA, quien fue a prisión por denunciar la utilización de métodos de tortura por Estados Unidos, fue el último ponente invitado antes de cumplirse el ultimátum dado por el Departamento de Estado de desalojar el edificio.

LA FECHA DEL ULTIMÁTUM

El Servicio Secreto de EEUU había contactado directamente a los activistas. Les comunicó que tenían hasta el 27 de abril para abandonar el recinto. Por su parte, los diplomáticos de Maduro sabían de boca de empleados designados del Departamento de Estado que a partir de esa misma fecha no estarían a salvo dentro del edificio. Las fuerzas de seguridad de Estados Unidos se negaban a reconocerlos como funcionarios legítimos.

El 27 coincidía con la fecha en que Venezuela (a petición suya) dejaba oficialmente de ser miembro de la Organización de Estados Americanos, para regocijo del Secretario General de la organización, quien semanas antes había reconocido a un delegado de Juan Guaidó como representante ante la OEA.

Con el fin de evitar que fueran quemados en caso de que los simpatizantes de Guaidó tomaran el edificio, los activistas junto a los funcionarios, embalaron los libros de la biblioteca Hugo Chávez. En cambio, dejaron los cuadros y las esculturas que aún adornan las paredes y las esquinas del inmueble de 4 plantas. Si bien su primer impulso fue resguardarlos, finalmente tomaron la determinación de dejarlos, ante el temor de que luego se les acusara de robar bienes del pueblo venezolano.

Antes de marcar las 12 de la noche, los diplomáticos salieron de la embajada, mientras al menos dos docenas de activistas desafiaban las directrices del Ejecutivo estadounidense permaneciendo en el recinto.

Asedio y resistencia en la embajada venezolana en Washington

LEGALIDAD Y MOTIVOS DEL HOSPEDAJE

Bajo el marco del derecho internacional, los legítimos gestores de la Embajada de Venezuela son los diplomáticos designados por el Gobierno de Nicolás Maduro. Por añadidura, los activistas se convierten en lícitos inquilinos al ser sus invitados. Estos últimos señalan con convicción que nadie que no pertenezca al Gobierno de Maduro puede echarlos de la embajada. Las Naciones Unidas continúa reconociendo a Maduro como el presidente de Venezuela y este estatus ha sido invariable a pesar de la presión recibida por Estados Unidos.

Ariel Gold, del movimiento pacifista Code Pink, manifiesta permanecer en la embajada para evitar una escalada en el conflicto. Sostiene que si las fuerzas de Guaidó tomasen el edificio, probablemente el Gobierno venezolano haría lo mismo con la embajada estadounidense en Caracas. Estados Unidos podría considerarlo un acto de guerra y así tendría una excusa para atacar militarmente a Venezuela.

Existen razones para admitir que esta hipótesis no sería descabellada. Washington está empecinado en derrocar a Maduro y en su cometido parece no importarle quebrantar importantes pilares del derecho internacional, como, por ejemplo, la posibilidad de iniciar un conflicto bélico sin la aprobación de las Naciones Unidas.

De hecho, actualmenteEEUU estaría violando la Convención de Viena de 1961, en la que en su artículo 22 describe el deber de proteger a las embajadas de “intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la embajada o se atente contra su dignidad”.

LAS VIOLACIONES DE LA CONVENCIÓN DE VIENA

Desde la autoproclamación de Guaidó como el presidente interino de Venezuela el 24 de enero, sus seguidores han rodeado en numerosas ocasiones embajadas venezolanas en varios países del mundo (especialmente del continente americano) exigiendo que se les entreguen los edificios consulares.

El primer blanco fue la embajada venezolana en Costa Rica, donde personajes designados por Guaidó lograron ingresar al recinto y fueron posteriormente expulsados por el Gobierno costarricense, a pesar de que este reconoce a Guaidó.

A mediados de marzo, Carlos Vecchio, designado por Guaidó como su ministro de Relaciones Exteriores, tomó el control de la agregaduría militar y la agregaduría naval de Venezuela en Washington. Hay videos y fotos de él entrando a los locales, acompañado de David Smolansky (quien es prófugo de la Justicia venezolana y actualmente empleado contratado por la Secretaría General de la OEA).

Un día después, Gustavo Marcano, designado ministro consejero de Vecchio, se hizo con el consulado de Venezuela en Nueva York , aunque para hacerlo tuvo que enfrentarse a manifestantes a las afueras del edificio quienes denunciaron la ilegalidad de la toma.

Todas estas acciones consentidas por el Gobierno estadounidense violan la Convención de Viena y demás normas internacionales. Por esa razón,otros gobiernos del mundo no han permitido que lo mismo suceda en sus países.

RECRUDECEN LAS CONDICIONES DE LOS HUÉSPEDES DE LA EMBAJADA

El martes 30 de abril Juan Guaidó intentó confundir a la comunidad internacional y a los propios venezolanos asegurando que tenía apoyos suficientes en las fuerzas armadas para derrocar a Maduro. Su plan falló, pero envalentonó a simpatizantes violentos de Guaidó, quienes acudieron a la embajada venezolana en Washington y, desde entonces, no dejan ni un solo día de asediar a los activistas que permanecen defendiéndola.

Utilizan altavoces de alta potencia para perturbar a los residentes en la embajada. Se aglomeran a la entrada, los insultan, amenazan con violar a las mujeres que allí se encuentran. A dos de ellas las han golpeado.

Han armado carpas alrededor del edificio, obstaculizando el tránsito vehicular y peatonal. Sin embargo, resulta sorprendente que esto sea permitido por las autoridades estadounidenses, teniendo en cuenta no solo su ilegalidad, sino el hecho de que la embajada está ubicada en Georgetown, una de las zonas más exclusivas y resguardadas de la capital.

Lo más grave es que están bloqueando la entrada de medicinas y alimentos, algo que también es consentido por el servicio secreto estadounidense, que tiene apostados oficiales a las afueras de la embajada las 24 horas.

Los activistas han denunciado que en lugar de detener a los simpatizantes de Guaidó, quienes constantemente violan la ley y los tienen cercados, el servicio secreto ha arrestado a al menos 3 pacifistas en los últimos días. Una de ellas intentaba ingresar comida lanzándola hacia una de las ventanas, mientras el otro fue empujado por la turba de Guaidó hacia uno de los agentes. A la primera se le imputa el cargo de “lanzar misiles” (aunque parezca broma, no lo es) y al segundo el de “agredir a un policía”, cuando es evidente que fue provocado.

Los activistas declaran que a pesar de las enormes dificultades y la falta de acceso regular a alimentos, la convicción de que están haciendo lo correcto mantiene vivo el espíritu de quienes resisten dentro de la embajada.

FRANCESCA EMANUELE 
Francesca Emanuele es excorresponsal de Telesur en Washington y actualmente realiza su doctorado en Antropología en una universidad estadounidense.