¡OH SUSANA…!

FRANCISCO DEL CARPIO             

Al acabar la dictadura de Alberto Fujimori, aparecieron los vladivideos, que a pesar de ser propiedad del Estado fueron «vendidos» al diario El Comercio que estaba interesado en uno en particular, donde aparecía José Enrique Crousillat López Torres y varios apellidos más, recibiendo cuantiosas sumas de dinero de Vladimiro Montesinos para torcer a América Televisión y apoyar la reelección de Fujimori.

Por ello, a Crousillat se le acusó de recibir dinero ilícito del Estado y se ordenó su detención y la de su hijo, José Francisco. Para entonces Nicolás Lúcar ya era parte de la familia Crousillat y tuvo un comportamiento desleal con César Hildebrandt quien fue despedido de la Revista Dominical, programa estelar de América TV.

Los Crousillat huyeron del país hacia la Argentina de donde regresaron extraditados en mayo del 2006. En agosto del mismo año padre e hijo fueron condenados a ocho años de prisión -como se dijo- por vender la línea editorial de su empresa a favor del gobierno corrupto de Alberto Fujimori.

En diciembre de 2009, el gobierno de Alan García indultó a papá Crousillat, y el ex brodcaster inició acciones legales para retomar la administración de América Televisión; la medida se declaró improcedente, quedándose El Comercio con la empresa.

En marzo del 2010, se revocó el indulto tras un escándalo por las apariciones públicas de Crousillat dando muestras de un buen estado de salud. Fue recapturado en enero de 2011 tras haber estado prófugo de la justicia.

En febrero del 2014 Crousillat abandonó el penal Castro Castro, tras cumplir la condena de ocho años adeudando al Estado peruano más de 26 millones de dólares de reparación civil, otro tanto adeudaría su hijo José Francisco, también condenado por corrupción.

Pese a esta verídica historia, a nadie se le ocurrió, o posiblemente a algunos si, llamar corrupto a Nicolás Lúcar por ser yerno de José Enrique Crousillat y cuñado de José Francisco; pero, por el contrario, este señor no para de asociar a Susana Villarán con la izquierda, queriendo embarrar a toda ella en este affaire, solo porque esta señora el 2009 fue publicitada como candidata de la izquierda al Palacio Municipal contra Lourdes Flores, la candidata de la derecha.

Jaime Bayly el sexversátil, hijo del banquero Jaime Bayly Llona, y conductor de TV, fue quien desde Latina se convertiría en el principal impulsor de la candidata Villarán, porque -dijo- el financiador de la competencia (Lourdes Flores) era un narcotraficante: Adolfo Carhuallanqui, quien se hacía llamar César Cataño.

Aquella vez, Villarán fue en alianza con Nueva Izquierda (PatriaRoja), Tierra y Libertad de Arana y Glave, y Lima para Todos; sin embargo, Bayly condicionó su apoyo y Villarán abjuró ante el JNE, desde Madrid, de esa alianza, principalmente de Patria Roja quien había sido leal con ella.

Si de comienzos se trata. Tan zurdos fueron los Villarán (Fernando y Susana) en la Trinchera Roja del PKR, como lo fueron, Agustín Haya de la Torre, Manuel Dammert, Santiago Pedraglio, Carlos Tapia, Carlos Iván Degregori, Javier Iguíñez, Dennis Sulmont, Sinesio López, Edmundo Murrugarra, Nicolás Lynch, lo mismo que Fernando Rospigliosi y Jorge Nieto Montesinos. ¿Y dónde estaba Lúcar? ¿No estaba acaso cargando sobre sus hombros a Hugo Blanco?

Después vinieron los acomodos. Rospigliosi terminó de ministro del interior de Toledo exigiendo meter bala a los arequipeños en junio del 2002. Y Lúcar, braguetero como el sólo, acabó incorporado a la familia Crousillat.

¿Qué pasó con Susana Villarán? Nicolás Aguilar recuerda cuando se reunía en los amplios salones de la Municipalidad Provincial de Lima con las contrarrevolucionarias cubanas, llamadas las «Damas de Blanco» agrupación financiada por la CÍA, ante el beneplácito de toda la grita anticubana, lo mismo se daba de besos con Paulina Facchin la contra guarimbera venezolana, financiada -también- por la CIA.

Como si esto fuera poco Villarán le declaraba a Bayly, su patrocinador, que jamás se reuniría con el dictador de Cuba, obviamente se refería a Fidel Castro, como si lo había hecho Michelle Bachelet, hecho que por supuesto condenaba enfáticamente porque ella era «demócrata».

¿Dónde está, entonces, el izquierdismo de Villarán? El «caviarismo» es una suerte de pituquería con escarceos sociales y nada más. Ya no queda nada de lo que fue la izquierda perfumada-miraflorina de los 70-80, murió con Javier Diez Canseco su honesto, decente y digno, representante.

El 2013 Aldo Mariátegui escribió que la izquierda estaba compuesta por 300 mil indios y lavanderas que no votaron por Villarán. Asusta -dijo- el porcentaje tan alto de limeños con una lesión cerebral profunda, concluyendo que «esta irremediable neuropatología se ha manifestado epidemiológicamente en esos 300 mil afectados que sufragaron por la roja TYD. Este fenómeno revela la existencia de un porcentaje muy elevado de minusválidos adultos… Seguramente porque la hipersensibilidad política de izquierda quema aún más los lóbulos frontales que la pasta básica de cocaína y así los afectados pierden sus capacidades racionales». Y lo dice el apóstol de la derecha peruana.