Gustavo Espinoza M.
Resumen Latinoamericano. Edición peruana. Mayo 2019
Las movilizaciones obreras celebradas en el mundo, con motivo del 1 de Mayo, han sido un concierto melódico de consignas y banderas. Y han recogido los ideales más altos de los actores sociales, para convertirlos en herramienta de acción en el periodo que se inicia. El objetivo central, en todas partes, ha sido el mismo: colocar nuevamente a los trabajadores en el centro del proceso; y lograr que sus organizaciones de clase retomen el papel protagónico que la situación exige.
La Habana, Managua, Caracas; han mostrado el limpio rostro de América latina, complementado por las grandes movilizaciones registradas en Buenos Ares, Santiago, La Paz y Rio de Janeiro. En tanto, Pekín, Moscú, Lisboa, Paris, Atenas, Hanoi, Pyong Yang y otras; han reflejado el vital latido de los corazones proletarios de continentes, en los que bulle el entusiasmo y la fe en el porvenir de los pueblos.
Para José Carlos Mariátegui, el 1 de Mayo reviste un carácter excepcional. No se reduce a la conmemoración de los mártires de chicago, esos actores que ofrecieran sus vidas para arrancar al Capital elementales condiciones, para los asalariados de todos los países.
A los que cayeron en Chicago -1886- hay que recordarlos como grandes figuras de la historia; pero no sólo para aludir a su sacrificio con veneración y respeto; sino, sobre todo, para tomar su ejemplo de lucha, su voluntad de sacrificio y su constante decisión de actuar en beneficio del proletariado, más allá de las fronteras de su propio país.
El Amauta, hace exactamente 90 años, nos decía; “El 1º de Mayo afirma todos los años la solidaridad internacional de los trabajadores. Es la fecha universal, internacional por excelencia. En su celebración coinciden las avanzadas del proletariado de los cinco continentes. En este hecho reside su mayor significación revolucionaria”.
Es conocido que el proletariado, avanza en sus combates de clase en procura de alcanzar sus objetivos esenciales. Pero estos tienen una connotación que resulta indispensable precisar: unos, son los objetivos inmediatos de los trabajadores: la organización sindical, el justiprecio del salario, el pliego de reclamos la negociación colectiva; la jubilación, la cesantía y los derechos más elementales: educación, salud; y los otros, son los intereses históricos, aquellos que aluden a los de una clase como tal, y que se vinculan a la capacidad del proletariado de construir una sociedad mejor, más humana y más justa.
Teniendo en cuenta estas formulaciones es que Mariátegui asegura que un proletariado sin más ideal que la lucha por el salario o la reducción de la jornada de trabajo; resulta incapaz de emprender una empresa histórica, es decir tomar en sus manos las riendas del Poder, y abrir el cauce a la formación de una sociedad socialista acorde con sus objeticos más preciados. La lucha por el socialismo -dice el Amauta- “no se nutre de evocaciones dolientes o coléricas, ni de esperanzas exaltadas. Es, antes que nada, acción concreta, realidad presente. Trabajan por el advenimiento de una sociedad nueva, los que todo el año, disciplinada, obstinadamente, combaten por el socialismo; no los que en ésta u otra fecha, sienten un momentáneo impulso de motín o asonada”.
El papel de la fuerza de Vanguardia que asuma la tarea de conducir la lucha obrera hacia un mejor destino, estriba en complementar los dos propósitos del movimiento; y no contraponer a uno con el otro. Cuando los trabajadores olvidan sus deberes históricos y constriñen su lucha a las tareas domésticas del escenario local; objetivamente están perdiendo su papel como fuerza protagónica del cambio. Y a la inversa, cuando se enfrascan en debate teóricos o en especulaciones referidas a las formas que habrá de adquirir la sociedad del futuro sin asumir las banderas inmediatas que tienen a la mano, objetivamente pierden el contacto con la realidad y renuncian a sus deberes más elementales
En las circunstancias actuales, nada es más importante que tener clara conciencia de esta necesidad: complementar unas luchas con las otras; y no perder nunca de vista el objetivo estratégico de los trabajadores.- Porque eso es así, el respaldo al proceso emancipador latinoamericano constituye el primer deber de nuestro tiempo. La causa que hoy se encarna en Cuba, Venezuela y Nicaragua, allí se juega el futuro de nuestro continente.
No cabe, entonces, realizar jornadas de lucha en la que estén ausentes las consignas antiimperialistas, las exigencias de paz en estos países hermanos y el requerimiento de solidaridad activa con sus retos esenciales. Complementando esa exigencia, el combate contra el imperialismo en términos genéricos, y la lucha contra la política genocida y guerrerista de la administración yanqui, constituye un elemental e inexcusable deber en nuestro tiempo.
A esta mirada, hay que sumar, en las condiciones de nuestro país, la lucha por una plataforma de acción que interese a las grandes masas y que permita aglutinar a amplios sectores de nuestro pueblo, en torno a la clase obrera y sus estructuras básicas. Recogiendo esta idea, recientemente el Centro de Estudios Democracia, Independencia y Soberanía (CEDIS), señaló con acierto lo siguiente:
“Si el Perú atraviesa hoy una grave crisis de gobernabilidad, eso debe atribuirse a la incapacidad de la Clase Dominante, que no puede mantenerse en el Poder valiéndose de los métodos tradicionales destinados a maniatar a la ciudadanía. En respuesta, el pueblo debe unirse, organizarse, adquirir conciencia plena de sus deberes de clase, y combatir por sus derechos. Las recientes jornadas –particularmente la del 3 de abril pasado- han sido un aliciente para la ciudadanía, pero ellas deben proyectarse con más fuerza y claridad en el futuro inmediato, para ganar a las más amplias masas a la movilización y a la lucha. Hay que exigir la derogatoria de Decreto 345 que arrasa con elementales derechos sindicales; el cambio de la política laboral del Gobierno, y un incremento real de los ingresos de la población mediante un Decreto que otorgue un AUMENTO GENERAL DE SUELDOS Y SALARIOS para todos los trabajadores, pertenezcan al sector público o privado. Todo eso teniendo como telón de fondo permanente la lucha contra el Neo Liberalismo y la derogatoria de la Constitución del 93, que lo ampara y regula.
Como lo señalara recientemente el Secretario General de la CGTP, compañero Gerónimo López, la lucha está planteada y hay que librarla sin eludir responsabilidades.