Entrevista hecha a fines de abril de este año por la Revista Tarpuy. a NANCY MADRID, liberada luego de cas 25 años de prisiòn en el Perù
Algunas precisiones necesarias que, frente a la injusta sanción de la Congresista María Elena Foronda y la ola de infamias vertidas arbitrariamente
1. ¿A qué edad te involucras en la política?
Desde que ingresé a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el año 1987, estuve vinculada a las actividades de proyección social, de modo que eso me permitió conocer la problemática de los sectores más desfavorecidos en la periferia de Lima. Desde allí uno podría decir que ya tiene una actividad política, en tanto se interesa por la situación de personas que viven en pobreza extrema o sufren situaciones de exclusión y marginación. Yo inicié esa actividad trabajando con mujeres en la zona de San Juan de Miraflores, luego con jóvenes y también visitando las cárceles.En ese entonces tenía 17 años.
2. ¿Cuántos años tenías cuando te detienen?
22 años.
3. ¿Cuántos años estuviste presa y cómo fue tu carcelería?
Estuve presa 16 años y seis meses.
La carcelería tuvo varias etapas. Desde abril de 1992 hasta octubre de 1994 estuve en el Penal de Máxima Seguridad de Chorrillos, bajo un régimen penitenciario que se caracterizó por el aislamiento absoluto, con un tratamiento infrahumano de encierro de 23 horas y media, en celdas de 2 x 2 metros que albergaban a cuatro personas.
De 1994 hasta 2003 estuve prisionera en el Penal de Máxima Seguridad de Huacariz, Cajamarca, a más de 2500 metros sobre el nivel del mar y a 800 kilómetros de Lima.
En el 2003 regresé al penal de Chorrillos. Salí en libertad, cumpliendo sentencia, en el 2008.
El objetivo de la dureza del régimen penitenciario era doblegar moralmente a las prisioneras. Pero hasta hoy guardo los recuerdos de las mujeres que con mucha entereza y dignidad superaron horas oscuras de aislamiento y silencio y soledad.
4. ¿Qué anécdotas guardas de este tiempo que estuviste presa?
Imagínate tener que vivir en una celda de 2 x 2 entre varias personas.Debíamos tener una vida bastante organizada y disciplinada, extremar el sentido de solidaridad, humanizar ese encierro. Debíamos articular la vida en torno al trabajo y estudio, porque si bien es cierto que estábamos prisioneras, el sentido de la vida no podía quedarse estancado. Por ejemplo el estudio se organizaba en torno de los saberes de cada quién, al inicio sólo teníamos una Biblia, mucho tiempo después, cuando los delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja nos llevaban libros, intercambiábamos pareceres sobre las lecturas. Particularmente me impresionó “Memorias de Adriano” de Margarite Yourcenar, un libro entrañable.
El régimen, pues, nos puso a prueba de innumerables maneras, pero el sentido de humanidad nunca se perdió.
5. ¿Cómo fueron los primeros momentos después de salir?
Cuando una sale en libertad, retomar la vida en familia y abocarnos al reencuentro con nuestros seres queridos es siempre la prioridad. Lo siguiente fue hacernos cargo de todo lo que la vida cotidiana implica, buscar reinsertarnos laboralmente, encontrar un espacio propio, resolver el día a día.
Primero trabajé en El Agustino en un proyecto socio educativo con niños, niñas y adolescentes en situación de abandono y peligro; luego en la administración de una empresa de productos orgánicos. En el 2016 ingresé a trabajar en el Congreso de la República, del cual tuve que salir por cargar con “el antecedente” de haber estado presa. A la par de estas actividades, he participado como facilitadora y consultora en diversos proyectos con atención a poblaciones vulnerables en temas de género, particularmente talleres con la comunidad LGTB. Actualmente realizo traducciones y sigo desarrollando mis actividades como consultora. Nunca he dejado de escribir poesía y la reciente experiencia de «bulliyng mediático» abre nuevas perspectivas creativas.
La reinserción no ha sido ni es fácil. El Estado, en lugar de facilitar la reincorporación a la sociedad, pone obstáculos promulgando leyes que hoy no tienen sentido. Una de ellas es la llamada “Ley de Muerte Civil”, que nos prohíbe trabajar en la educación y en las instituciones del Estado. Es así que hoy tenemos profesionales y profesores subempleados. Duele ver tanto talento y capacidad dejados de lado, cuando hay sectores de la población totalmente desatendidos.
6. ¿Sientes que tus años de carcelería han afectado y están afectando tu vida y desarrollo personal?
Al principio, pensé que iba a ser mucho más fácil reincorporarme a la vida democrática del país, precisamente porque estamos en democracia.
Inicialmente nuestras amistades y familia nos brindaron las oportunidades para trabajar y luego poco a poco nos fuimos abriendo espacio en el ámbito laboral. Supuse que también se irían abriendo los canales para que una vez cumplida la pena impuesta, finalmente nos reinsertáramos plenamente a la sociedad, tal como lo señalan la Constitución, el Código Civil y el Código de Tratamiento Penitenciario. La “Ley de Muerte Civil”, nos impone una condena sobre la condena, se nos niega el derecho al trabajo, se nos recorta la participación en la vida política del país y en la práctica se nos relega a ser ciudadanos de tercera categoría, sujetos de deberes pero no de derechos.
El estigma, la persecución política, el estar bajo sospecha permanentemente, es algo que psicológica y anímicamente afecta, pero después de haber pasado por todo lo que ya vivimos en prisión, tenemos la fortaleza ahora, a pesar de toda esta situación, de seguir avanzando y luchando por mejores condiciones de vida para nuestras familias y nuestro pueblo. A pesar de la intolerancia, nuestra respuesta siempre va a ser reivindicar el amor y la vida. Seguimos apostando por nuestros sueños.
7. ¿Qué opinas de la izquierda peruana?
Una parte importante de la izquierda peruana peca, consciente o inconscientemente, de ingenuidad. Sus representantes más visibles piensan que confrontar de manera abierta y decidida al modelo económico los hace impresentables, y políticamente no organizan a la ciudadanía. Piensan que un discurso y una práctica “light” les permitirán ser aceptados por los grupos de poder.
Pienso que se hace necesario sumar esfuerzos y plasmar la más amplia unidad de la izquierda y de los sectores progresistas de nuestro país, dar la batalla de las ideas y construir un país auténticamente democrático y solidario. Dejar de lado los subjetivismos, los prejuicios, el caudillismo y el sectarismo.
8. ¿Crees que el país ha mejorado con el neoliberalismo?
Hay crecimiento macroeconómico, existe mucha infraestructura moderna, el peruano promedio es muy consumista, se pueden ver en las calles autos nuevos; pero sin embargo, esa bonanza contrasta enormemente con las zonas periféricas de Lima, con las zonas rurales del interior del país y eso es lamentable, porque una de las cosas que a mí más me interpela es por qué el país sigue teniendo una tasa alta de pobreza extrema, de tuberculosis, de desnutrición infantil, de analfabetismo. No es justo que en este país,con los enormes recursos naturales que tiene, la gente de la periferia o del ámbito rural viva en condiciones de salubridad cero, educación cero, salud cero, desarrollo sostenible cero. Eso es imposible de aceptar, más aún estando tan próximos al bicentenario y con aspiraciones a ser parte de la OCDE.
9. ¿Qué piensas del contexto internacional latinoamericano?
Nos encontramos en un contexto internacional donde las potencias que dominan el mundo despliegan una política de agresión permanente contra aquellos países que, por fortuna o desgracia, concentran en sus suelos los recursos naturales y energéticos más preciados.
Ya hemos visto la invasión de Irak y Libia. Ahora somos testigos como en una guerra de baja intensidad se pretende conquistar Venezuela y se amenaza a Bolivia, Cuba y Nicaragua. Yo me solidarizo con los pueblos que resisten y siguen siendo ejemplo de dignidad para América Latina y el mundo.
10. ¿Vas a seguir haciendo política?
Estamos en democracia, la Constitución consagra nuestro legítimo derecho a ser parte de la vida política del país. Hay que acabar con la corrupción y seguir trabajando para que los problemas que nos aquejan se resuelvan en este marco. Reivindico la justicia social y la libertad y mi deseo es aportar a la construcción de una corriente alternativa a la deshumanización de la sociedad. Es necesario trabajar por el desarrollo del país, por la igualdad de oportunidades para todas y todos.
La construcción de la justicia social en el país está vigente. Los grandes cambios que nuestra sociedad demanda sólo serán posibles si todas y todos aportamos y somos tomados en cuenta. Los procesos vividos en los últimos 50 años nos hablan de una brecha histórica que nos ha enfrentado entre hermanos y ha institucionalizado nuestra herencia colonial de corrupción, desigualdad y racismo. El salto al futuro pasa por contribuir al desarrollo económico y al fortalecimiento y desarrollo de la democracia, ambos aspectos con el concurso de todas y todos los peruanos, reitero, donde la democracia participativa se sustente en el poder popular y ciudadano.
11. ¿Es posible hablar de reconciliación en el Perú?
La reconciliación es una tarea pendiente. Lamentablemente, por el lado de los grupos de poder, del Ejecutivo y del Legislativo no existe interés por resolver las tareas pendientes que ha dejado el conflicto armado.
Considero que hay un marco mayor al del período comprendido entre 1980 – 2000 en el que debemos ahondar para conocer, debatir, proponer y resolver los problemas, las heridas históricas que aún subyacen en el imaginario colectivo de quienes participaron directamente y de los que sufrieron este largo proceso de confrontaciones en la historia pasada y reciente. En esta tarea urgente cuenten conmigo.