Rompiendo el silencio |
.Tomado de Jornal de Arequipa / |
NANCY GILBONIO / ABRIL2019 |
Nancy Gilbonio es la viuda de Néstor Cerpa Cartolini dirigente del MRTA muerto el 22 de abril de 1997 en la Embajada de Japón durante la operación Chavín de Huantar junto a otros emerretistas que lo acompañaban desde la toma de la Embajada. La presente nota fue publicada 20 años después que las fuerzas armadas retomaron dicho local de la Embajada de Japón y lo reproducimos hoy. Como se sabe Nancy Gilbonio se encontraba en prisión desde noviembre de 1995. 20 años después, ya liberada, rompió su silencio. Néstor Cerpa Cartolini diría en una nota periodística publicada en El País, de España, el 02 de febrero de 1997: “… Me inicié en la lucha sindical hace más de 20 años. Siempre he actuado movido en función de los intereses de los demás, muchas veces prescindiendo de cosas personales. Por tanto, la ocupación obedece a planes de mi organización y no de hechos personales». Efectivamente, Néstor Cerpa tenía más de 20 años como sindicalista, la misma cantidad de años que llevábamos conociéndonos, los mismos años que tenía cuando lo conocí, Diciembre de 1979 y los mismos años que he esperado para romper el silencio precisamente hoy. De ese hombre del que se dice fue el más cruel terrorista, no se dice que el día de la incursión no hubo ni un solo herido, ni un solo muerto, no se dice que su primera decisión fue que ancianos, mujeres (entre ellas la madre de Alberto Fujimori, esposas de representantes del gobierno y del poder económico) así como las personas con severos problemas de salud salieran inmediatamente. Mucho menos se dice que dicha acción fue realizada en contra del sistema estructural que hacía de nuestro país un Perú empobrecido, menos justo y menos solidario, no se dice que dicha acción pretendía luchar en contra de la perpetuidad de una dictadura que compraba jueces, congresistas, medios de comunicación, etc. para perpetuarse en el poder. De ese hombre se han creado mil historias, sin que él tenga derecho a una réplica. Su pecho ha recibido miles de balas a quemarropa con cada calificativo de desdén, de injurias, de tergiversaciones, de odio y saña hasta más no poder. Lo que han hecho para que aceptemos su triunfo, es crear odio y mantenerlo durante estos 20 años enfrentándonos sin capacidad de reflexión, sin dar un espacio para si quiera debatir las verdaderas razones que conllevaron a que un puñado de hombres y mujeres hayan llegado a la última alternativa en busca de un mundo mejor. Y algo que difícilmente entenderán quienes se dicen vencedores si no dan paso a reflexionar lo vivido. De Néstor se ha dicho tanto, estoy segura que en la medida que se hable de lo que sucedió en nuestro país en aquellos años se hablará de hombres y mujeres «con ideales equivocados o no pero con ideales» como lo dijera Juan Julio Wicht posteriormente al desenlace final. «La solidaridad es la virtud más grande del ser humano, y yo soy solidario con mis compañeros» escribiría Néstor en una de las cartas dirigida a su hijo, explicando otra de las razones por las que se producía la toma de la residencia, porque consideraba que aquella carcelería violaba los derechos fundamentales de todo ser humano. El 22 de abril de 1997 murieron 17 personas, todas las partes nos vimos afectadas, todos lloramos la ausencia de nuestros seres queridos, para todos los deudos, ese día partió nuestro héroe o heroína. No conocen la historia ni la verdad de la palabra de Néstor y durante 20 años he sentido cada balazo que han seguido disparando sobre él. Hoy, después de 20 años, rompo el silencio por todos los hombres y mujeres del Perú que sufrieron la pérdida de un ser querido. Rompo el silencio para que podamos tener paz. Rompo el silencio por un país reconciliado. Rompo el silencio para que no volvamos a repetir esa tragedia. Y rompo el silencio por Néstor, mi compañero, mi amigo y padre de mis hijos. Soy Nancy Gilvonio y esta es mi voz |
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