HIJAS DE SDANDINO, NIETAS DE CIPALTONAL

Hijas de Sandino, nietas de Cipaltonal

AMARILIS AZUL·VIERNES, 22 DE MARZO DE 2019P

Palabras de la embajadora de Nicaragua, Marcela Pérez-Silva, en el II Encuentro de la Mujer Latinoamericana, el 15 de marzo de 2019, en el Congreso de la República del Perú .

I. UNA DIOSA DORMILONA del Cocibolca

Hacia arriba, por donde sale el sol, detrás de los cerros que arden, vivía Cipaltonal, una diosa dormilona que de tan azul era obsidiana. Ella era la guardiana de la aurora. Para que no se le fuera a perder, la escondía cada noche en el huequito de su ombligo.A Cipaltonal le gustaba acurrucarse en el pecho de Tamagastad, que tenía brazos de sol y hacía brillar el día. Tan inseparables eran Tamagastad y Cipaltonal “que nunca se nombra uno solo (…) porque los dos son iguales”. Este plantaba el maíz; aquella palmeaba tortillas. Cuando volvían cansados, ella lo envolvía en su manto de añil y él encogía los brazos inmensos y se enredaba en su cintura. Entonces se amaban incendiando los cielos, hasta quedarse dormidos.De las lenguas enlazadas de Cipaltonal y Tamagastad fue que surgieron “la tierra y las lunas y toditas las estrellas”. De esta “unión de iguales” nació el tiempo. Poblaron Nicaragua los hijos que brotaron de sus sexos.Cada noche, del ombligo de ella vuelve a despuntar el alba.

II. HIJAS DE CIPALTONAL

Nicaragua está situada en el centro del centro de América. Su situación geográfica privilegiada, de puente entre la América del norte y la del sur, y entre el mar Caribe y el océano Pacífico, la ha vuelto, desde los albores del tiempo, ruta de tránsito y destino de poblaciones peregrinas. Desde el sur llegaron chibchas y araucanos; desde el norte, guerreros chorotegas y filósofos nahuas.Sus pobladores originarios se sabían hijos de dioses que ostentaban la misma jerarquía[1]. Tamagastad y Cipaltonal son paradigmas de igualdad, pues no era uno superior a la otra, ni viceversa.Las poblaciones que ahí se asentaron, compartieron la propiedad comunal de la tierra. Todos tenían derecho a una parcela (si un hombre abandonaba a su esposa, perdía la de él). Los hombres se ocupaban de la agricultura, la pesca y el trabajo del hogar. El comercio, en cambio, estaba en manos de las mujeres. También lo estaban el hilado y el tejido, que se hacía en telar de cintura con fibras teñidas con colorantes naturales extraídos del añil o la tinta de caracol. Los Mercados o tianguiseran lugares donde se comerciaba de todo: oro, telas, maíz, pescado, conejos, aves… La moneda de cambio eran los granos de cacao. Estaba prohibido que los varones aportaran por el tianguis, considerado dominio de la mujer[2].Las muchachas indígenas eran orgullosas, audaces, libres, luchadoras y muy bellas: tenían “prestancia de soberanas” dicen los cronistas.

Se casaban entre los veinte y los treinta años, pues existía la creencia de que cuanto antes sentaran cabeza, más jóvenes morirían. La virginidad no era un requisito y la prostitución era tolerada. La infidelidad, en cambio era fuertemente castigada. La violación, penada con la esclavitud del culpable, quien debía servir a los padres de la víctima hasta que esta se diera por satisfecha con la sanción.Sobre las mujeres recaía muchas veces el liderazgo político y el poder religioso, por ser consideradas intermediarias del mundo sobrenatural. Se han encontrado cerámicas que representan a “chamanas” en trance, cubiertas de tatuajes. Se sabe, por los cronistas de Indias, que en Masaya habitaba una vieja que vivía desnuda, a la que llegaban a consultar los más poderosos caciques.é que ninguna cosa de importancia hacian ni obraban sin su parescer é mandado…[3]

Dicen que al momento de la Conquista, varios pueblos de la región estaban gobernados por cacicas mujeres. Tal cosa se infiere de los hallazgos de ceramios y estatuaria monumental que representan a mujeres en posición de mando.Esta manera de vivir terminó de forma brutal con la invasión española, que impuso sobre las mujeres una triple dominación: sobre su tierra, sobre sus cuerpos y sobre su cultura. Lo cual dio origen a múltiples formas de resistencia: desde la lucha armada hasta el aborto. Cuentan que las indígenas de Nicaragua se negaban a acostarse con sus maridos, por no parir esclavos.

III RAFAELA

Pasan muchos años hasta que la historia (que suele tener flaca la memoria cuando se trata de las mujeres) de pronto menciona a una muchacha. Rafaela Herrera se llamaba, tenía 19 años, era hija natural de una bella mulata, y sacó a la Armada británica, que había llegado a invadir Nicaragua, a cañonazo limpio. Cuentan que la niña Rafaela, la primera artillera latinoamericana, ordenó juntar las sábanas del Castillo de La Inmaculada, las empapó en alcohol, les prendió fuego y las lanzó sobre el río San Juan. Los filibusteros de Lord Nelson se aterraron al ver que el agua ardía y levaron anclas, derrotados.

IV. JOSEFA

En 1811 ocurren los levantamientos contra España. La rebelión de Granada es liderada por tres patriotas: uno de ellos es una mujer. Doña Josefa Chamorro divulga un bando que da por abolida la esclavitud. La detienen, le confiscan sus bienes, la mandan encerrar… Finalmente, la Corte de Cádiz proclama “que son libres los ciudadanos de Centroamérica”. Olvida decir que sólo los hombres: las mujeres no podrán votar ni optar a cargos públicos. Doña Josefa, la emancipadora, morirá sin lograr ser ciudadana de la Nación que ella misma ayudó a nacer.

V. LAS MUJERES LIBRES

La Historia reciente de Nicaragua empieza con Augusto C. Sandino, el “General de los hombres y las mujeres libres” que se alza en armas en 1927 contra la intervención militar norteamericana. Su “pequeño ejército loco”, como lo llamó la poeta Gabriela Mistral, compuesto por campesinos descalzos, obreros mineros, artesanos desarrapados y heroicas mujeres “dispuestas a correr la misma suerte”[4], logrará derrotar al invasor en 1933. Será la primera victoria militar del sur, sobre el Imperio del norte. Pero escuchémoselo decir al propio Sandino:Muchísimas mujeres de Nicaragua dieron su valiosa colaboración. De todas las clases sociales salieron grandes partidarias de la causa, que sirvieron de muy diferentes maneras: en labores de espionaje, correo, proselitismo, enfermería, y aún directamente en el ejército. Esas mujeres se jugaban la vida y muchas murieron en esos servicios.Los actos de heroísmo de las mujeres que colaboraron en el ejército, no sólo son muchísimos sino que además la mayoría requieren largas historias para explicar los sacrificios que sufrieron y los peligros que enfrentaron por amor a la patria y todas: campesinas, maestras de escuela, enfermeras, amas de casa y aún señoritas de sociedad, rindieron servicios sin los cuales nuestra guerra no hubiera sido posible.Se vuelve necesario rendirles a estas mujeres el homenaje que se merecen, pues sus nombres y sus hechos constituyen una verdadera gloria para Nicaragua[5].Por supuesto, tampoco a ellas las menciona la historia, aunque los registros fotográficos han dejado testimonio de su participación audaz y las narraciones orales han conservado algunos de sus nombres en la memoria colectiva del pueblo: María de Altamirano, Teresa Villatoro, Amalia Villatoro, Juana Cruz, Tiburcia García Otero, Dolores Matamoros Munguía, Blanca Aráuz de Sandino… ¡Presentes, presentes, presentes! En 1934, Sandino es asesinado a traición por orden de Anastasio Somoza, quien instaura una dictadura familiar que gobernará Nicaragua los siguientes 45 años

.VI. MARÍA HELENA

Paradójicamente, es en tiempos de Somoza, en 1950, que la mujer adquiere el derecho a ser ciudadana de su patria. Aunque habrán de pasar cinco años más para que pueda “elegir y a ser elegida”. La primera mujer en ocupar un ministerio es María Helena Porras quien, en 1974, es nombrada titular del portafolio de Educación[6].

VII. LAS COMPAS

En 1979 triunfa la Revolución Popular Sandinista que acaba con la dinastía de los Somoza.La Revolución instaura un novedoso proyecto de dirección colegiada, economía mixta, reforma agraria, justicia social y defensa de los derechos de las mayorías excluidas. En 1987 se establece en la Constitución Política de la República de Nicaragua: “la igualdad incondicional de todos los nicaragüenses en el goce de sus derechos políticos y la igualdad absoluta entre el hombre y la mujer”

[7]. LAS POLÍTICAS SANDINISTAS

Las políticas Sandinistas producen cambios sustantivos en la vida de las mujeres, quienes se incorporan masivamente a la educación, llegando a constituir la mitad del alumnado. Las mujeres en los mercados empiezan a luchar por sus derechos. Las empleadas domésticas se organizan. Para mediados de la década, las mujeres se han convertido en más de un tercio de la fuerza laboral del país.Se multiplican las ministras. Pasan de 4 a 14 las diputadas. 106 mujeres ocupan, en los diez años del gobierno sandinista, escaños en la Asamblea Nacional, ya sea como diputadas propietarias o suplentes.La incorporación de la mujer en la defensa es masiva: ingresan al Ejército Popular Sandinista como oficiales, soldadas, reservistas y milicianas. Por primera vez en la historia de la humanidad se nombra a una mujer: la comandante Doris Tijerino Haslam, Jefa de la Policía. Doris había sido violada y torturada por la Guardia Nacional en tiempos de Somoza. El Comandante Tomás Borge la pone al frente de la Policía Sandinista como garantía de que jamás se volverán a vivir esos horrores en Nicaragua.La Revolución establece la igualdad económica, política y cultural entre el hombre y la mujer; promulga leyes que garantizan el acceso gratuito a la salud y a la educación; el derecho al trabajo, al crédito, a la vivienda; la eliminación de la prostitución; el fin del régimen de servidumbre que padecía la mujer; la igualdad de derechos para los niños nacidos fuera del matrimonio; establece dos meses de ausencia por maternidad, y la creación de comedores y servicios infantiles para los hijos de las trabajadoras, aprueba la Ley de Divorcio unilateral[8]

.VIII. VIOLETA

A partir de 1990, los tres gobiernos que se suceden en el poder implementan políticas neoliberales de privatización, que provocan graves cambios estructurales en la vida económica y social de las mujeres y del país en general. Miles de trabajadoras son despedidas de sus puestos; se privatizan el sistema de salud y los servicios básicos; se desmantela el Estado; se revierte la reforma agraria. Un millón de niños queda fuera del sistema educativo cada año. Un cuarto de millón, se ve obligado a trabajar en las calles, expuesto a una cada vez más creciente explotación sexual infantil[9].Sin embargo y curiosamente, cuando Violeta Barrios de Chamorro es elegida Presidenta de Nicaragua, la primera mujer al frente de la Asamblea Nacional es la encargada de juramentarla, mientras otra ocupa la Vicepresidencia de la República, por primera vez en la historia de Nicaragua.I

X. LAS NIETAS DE SANDINO

El año 2007 el FSLN retoma el poder y se plantea un modelo alternativo de desarrollo humano que promueva la participación de las mujeres como impulsoras de cambios y generadoras de desarrollo.

Se fomentan nuevos valores que reivindiquen los derechos y visibilicen el liderazgo de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, así como su acceso a los bienes y medios de producción. La política de género del Gobierno Sandinista establece que la igualdad entre hombres y mujeres, además de ser un derecho humano, es una necesidad estratégica para la construcción de una sociedad justa.La Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres tiene por objeto “proteger los derechos humanos de las mujeres y garantizarles una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar, conforme a los principios de igualdad y no discriminación”. Establece el delito de femicidio y lo castiga hasta con treinta años de prisión.

Sanciona toda forma de violencia contra la mujer (laboral[10], pública[11], patrimonial o económica[12], física, psíquica y sexual) y la misoginia, descrita como “conductas de odio que se manifiestan en actos violentos o crueles por el hecho de ser mujeres”. La ley ordena “prevenir, investigar, y erradicar el femicidio, entendido como la forma más extrema de violencia de género”, impulsando cambios en los patrones socioculturales y patriarcales, que sostienen las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres.

Frente a la situación de disparidad en la vida política, social, económica y cultural, es que se aprueba la Ley de Igualdad de Derechos y Oportunidades que eleva a rango Constitucional la participación igualitaria del 50% para los hombres y las mujeres, en todos los cargos de elección popular. La Ley estipula que los Poderes del Estado garantizarán la efectiva equidad en el ejercicio de los derechos políticos. Busca incorporar una política de género en las políticas de Estado y establecer principios generales obligatorios para el gobierno que deberá trabajar por un cambio de mentalidad en la sociedad nicaragüense y promover la creación de instancias que velen por el cumplimiento de los preceptos que protegen los derechos humanos de las mujeres[13].La Ley de Igualdad de Derechos y Oportunidades plantea una política nacional de participación equitativa de las mujeres en la toma de decisiones en los puestos de poder[14]. Es gracias a ella que la presencia de las mujeres en cargos de dirección de los Poderes del Estado se ha incrementado y, en algunos casos, sobrepasa el 50%.

Comenzando por la composición de más del 50% del gabinete de gobierno en el que, junto a nuestra Vicepresidenta de la República, la poeta Rosario Murillo, participan 9 ministras, 6 viceministras, 7 secretarias generales, y 5 presidentas de entes autónomos. Según el último informe de Naciones Unidas, Nicaragua ocupa, el primer lugar en el mundo con el 52.9% de los cargos ministeriales ocupados por mujeres, junto con Francia y Bulgaria. De diecisiete ministerios que conforman nuestro gobierno central, nueve están dirigidos por mujeres. Estos son: – Ministerio de Gobernación- Ministerio de Defensa- Ministerio de Educación- Ministerio de Salud- Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales- Ministerio de la Familia, Adolescencia y Niñez- Ministerio del Trabajo- Ministerio de Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa- Ministerio de la Mujer.En la Asamblea Nacional las mujeres son el 45.7% ocupando 42 de los 92 escaños.

Esto sitúa a Nicaragua en el quinto lugar a nivel mundial en participación parlamentaria, según datos de la ONU, sólo superados por Islandia, Cuba, Bolivia y Ruanda. La Corte Suprema de Justicia está presidida por una mujer[15], mientras el 40% de los magistrados y el 59% de los jueces de distrito son mujeres. Otro tanto ocurre en la Fiscalía de la República en la que las mujeres son el 74% de los fiscales y el 76% de los asistentes de fiscales. La Subprocuraduría de la República también está en manos de una mujer. Gracias a la Ley de Municipios y a la Ley electoral, en las últimas elecciones, las Alcaldías Municipales alcanzaron el 50% de hombres y el 50% de mujeres en los cargos de alcaldes, vicealcaldes, concejales y gobernadores. Nuestra prestigiosa Policía Nacional cuenta con un 34% de mujeres que integran sus estructuras. Las 35 Comisarías de la Mujer que se hallan en todos los distritos del país trabajan, junto a cientos de promotoras voluntarias, en la prevención y atención a la violencia de género.

En nuestro Servicio Exterior contamos con un 49% de embajadoras y un 57.9% de cónsules mujeres, sirviendo y representando a Nicaragua en treinta y ocho misiones diplomáticas alrededor del mundo.Entre los logros de nuestro gobierno destaca la titulación de las propiedades. La Procuraduría General de la República ha venido entregando Títulos de Propiedad a las jefas de familia, lo cual les permite a las mujeres ser sujetas de crédito, privilegio del que tradicionalmente sólo gozaban los varones. 362,000 Títulos de Propiedad han sido entregados a igual número de familias, a nivel nacional (el 55% de los cuales han sido entregados a mujeres). En el programa de restitución del Derecho a la vivienda, el 57% de las 80,000 viviendas han sido entregadas a mujeres. Y el 65% de los beneficiados por el Plan techo también han sido mujeres.En el marco de la restitución de Derechos Ancestrales a nuestros Pueblos Originarios se han entregado 23 territorios titulados a 304 comunidades indígenas y afrodescendientes, por un total de 37,841.99 Km2, equivalentes al 31.16% del territorio nicaragüense, a 39,531 familias beneficiadas, (o sea 227,185 habitantes, 52% de los cuales son co-propietarias mujeres).

También sobresalen nuestros programas sociales y económicos, especialmente dirigidos a restituirle sus derechos a las mujeres pobres. El Programa de Alfabetización enseñó a leer a 235,148 mujeres en español, mískito, zumo, mayagna y creole (cabe destacar que la mayoría de los alfabetizadores también eran mujeres). El programa Hambre Cero, para fortalecer la producción de alimentos de autoconsumo en las familias rurales nicaragüenses, y disminuir en corto tiempo la desnutrición y la pobreza, ha beneficiado a 200,000 mujeres rurales, que se han organizado en más de 700 cooperativas. Este consiste en entregar un Bono Productivo Alimentario valorado entre $1500 y $2000 dólares, que comprende: una vaca y una chanchita preñadas, gallinas, plantas frutales y forestales, semillas, materiales de construcción, y un biodigestor para convertir los desechos orgánicos en energía. La primera etapa del programa garantiza el acceso a los bienes, la segunda etapa es la cooperativización y creación de un fondo revolvente que permita a las socias liberarse del crédito, la tercera etapa permitirá la creación de la pequeña agroindustria.

El programa Usura Cero ha otorgado medio millón de microcréditos y ha atendido a 200,000 socias, principalmente urbanas, organizadas en Grupos Solidarios, para la creación de pequeños negocios, fortaleciendo su liderazgo familiar y comunitario, y su autonomía económica. Se entregaron Viviendas Dignas a Jefas de Familia (56%). Se crearon Casas Maternaspara albergar embarazadas de las zonas rurales en casi todos los Municipios del País. Se logró reducir la mortalidad materna en más del 50% (de 168 casos en 2006, a 60 en 2016). A través de los Consejos de Poder Ciudadano se impulsa la participación plena de las mujeres. Se capacita a mujeres líderes sobre la formulación, gestión, monitoreo y evaluación de las políticas públicas municipales, regionales, autónomas y nacionales.Nicaragua ha conseguido el reconocimiento mundial a sus esfuerzos en pro de la igualdad entre hombres y mujeres.

El último informe del Foro Económico Mundial (FEM) de diciembre de 2018 sobre la Brecha Global de Género, ubica a Nicaragua en el 5 lugar mundial en la reducción de la brecha de género, después de Islandia, Noruega, Suecia y Finlandia. Se compararon 149 países del mundo en oportunidades económicas, salud y supervivencia, empoderamiento político, y nivel educativo de las mujeres y Nicaragua resultó ser el país con mayor igualdad de género de América Latina. Dicho informe califica a Nicaragua como “una de las historias de mayor éxito, que ha ascendido de la posición 62 (2006) a la 5 (diciembre 2018)” gracias a los esfuerzos del Gobierno sandinista por acabar con la desigualdad imperante en la sociedad, a través de estrategias, programas sociales y políticas públicas que restituyan a las mujeres sus derechos y fortalezcan sus capacidades.Para concluir, quiero decirles que las mujeres nicaragüenses vamos construyendo una nueva cultura de inclusión, transformando el sistema político patriarcal que heredamos, empeñadas en hacer valer nuestros derechos plenos.

Como dice nuestra vicepresidenta la poeta Rosario Murillo: “Las mujeres hemos avanzado. Vamos juntas, adelante, conscientes de todo lo que nos falta. Caminando paso a paso para derrotar la pobreza. Hemos logrado la obligación del Estado nicaragüense de reconocernos incorporadas a todos los aspectos de autoridad, decisión y poder…” Sólo cuando hayamos logrado la meta de la igualdad, los hijos y las hijas de Sandino seremos dignos de nuestros abuelos primigenios: Tamagastad y Cipaltonal “que nunca se nombra uno solo (…) porque los dos son iguales”. [1]

Aldo Díaz Lacayo, Nicaragua, una reinterpretación: el inconsciente colectivo, Managua: Aldilà, 2004.[2]Laurette Séjourné, América Latina I. Antiguas culturas precolombinas (Historia Universal, s. XXI, vol 21) México: Siglo XXI, 1979, pp. 137.[3] Gonzalo Fernández de Oviedo, Sumario de la Historia Natural de las Indias, 1529.[4] Edelberto Torres, Sandino y sus pares, Managua: Nueva Nicaragua, 1983. [5] Augusto C. Sandino en José N. Román, Maldito país, Managua: El pez y la Serpiente, 1979. Reedición del original publicado en Río Coco (Bocay), Las Segovias, 1933, pp 136-137.[6] Alba Palacios Benavides, El camino y avances en Nicaragua de la Participación de las Mujeres en Política, Asamblea Nacional de Nicaragua.[7] Palacios, op. cit.[8] Ídem.[9] Ídem.[10] Exigir estado civil, edad, apariencia física, prueba de embarazo o de salud.

Quebrantar trato justo: igual trabajo, igual salario.[11] Retardar o impedir el acceso a la justicia y a las políticas públicas.[12] Explotar económicamente a la mujer; mantener el control de los bienes, para dominarla; negarse a proveer recursos para el hogar; desconocer el valor económico del trabajo doméstico; exigirle que no trabaje.[13] Martha Marina González Dávila, Constitución política restituye derechos a las mujeres, Asamblea Nacional de Nicaragua.[14] González, op. cit.[15] La doctora Alba Luz Ramos es la primera Magistrada Presidenta de la CSJ desde 2010.